Canción del capítulo: Echo - Jason Walker
No dejé de pensar en Benjamin desde mi último encuentro con él. Y no lo pienso como mi escritor favorito, de la misma forma en que deje de sentirlo como tal en su auto, ahora dejo de pensarlo de esa manera.
Es sólo Benjamin Parisi, un extraño que accidentalmente choque cuando salí de aquel restaurante que se había convertido en mi nuevo trabajo. Es aquel hombre que me confunde con sus cambios de personalidad, y ánimos. Es la persona que ahora está ocupando la mayor parte de mis pensamientos.
Ya no puedo leer ninguna de sus historias de la misma forma que antes, no me concentro, no me meto en la historia como de costumbre. Solo me encierro en los ojos azules que crearon la historia, en esos ojos que esconden millones de secretos que quiero descubrir. Me encierro en esa mirada de incertidumbre, en ese hombre que es una gran incógnita, un gran misterio.
Ya que no puedo concentrarme en mi lectura, decido pintar. Ya llevo tres cuadros terminados, uno de los cuales le pertenece a Louis y Carmen, los otros de seguro se quedaran como los tantos cuadros que pinte... escondidos, guardados solo para mi. Como mi gran secreto, mi lugar, mi refugio.
Busco mi celular que se encuentra en la mesa de noche, me había acostumbrado tanto a estar sin el, que casi no le presto atención. Tenía muchos mensajes de Tate, como el restaurante se encontraba cerrado para hacer la desinfección del mes, no fuimos a trabajar. Aún no se presentó la ocasión para que me cuente qué pasó con Derek, nunca podíamos estar tranquilas y solas, así que sus mensajes me pedían una noche de amigas, y por supuesto acepte. No sabía que había pasado con estos dos, pero a juzgar por las sonrisas que vi en sus rostros... creo saberlo.
Una vez que le contesto el mensaje a Tate, me dirijo a la carpeta de música. Tate fue tan amable de pasarme música nueva al celular. Así que toco el aleatorio y sonrío cuando mi compositor favorito, Yiruma, me cautiva con su música.
Podrán llamarme aburrida por escuchar a un hombre que solo toca el piano, pero él es genial. Me emociona, logra que mis pelos se ericen, me da paz, logra que me conecte conmigo sin la necesidad de cantar, solo tocando las piezas hermosas de aquella música que crea.
Love me llega a mis oídos, cierro los ojos y disfruto de las notas, de la sensación que siento cada vez que lo escucho tocar.
Me paro frente a la hoja en blanco y comienzo a pintar, me dejo llevar, dejo que mi mente cree lo que sea que está imaginando, lo que sea que Yiruma está generando en mí que hace que mi mano no se detenga. Me concentro tanto en mi pintura que me olvido de la noción del tiempo.
Que suerte tuve de haber vuelto a este lugar, a este mundo donde me siento realmente bien. Que feliz me siento de haber vuelto a ser la Ava de antaño, al menos una parte de ella, ésta parte que amaba pintar, crear, y olvidarse de todo. Volví a eso, y aquí me quedo.
Yiruma me sigue cautivando al momento en que termino mi pintura, y no es hasta ese momento en que doy cuenta de lo que había creado.
Oh carajo...
Había pintado dos ojos, pero no son solo eso, son azules, son sus ojos. La pintura refleja el misterio de su mirada, la incertidumbre y los millones de secretos que esconde. Alrededor de sus ojos, pinte manchas de todos los colores que pueden combinar con ese increíble y hermoso azul.
No me gusta la idea de saber que pinté para dejar de pensar en Benjamin, pero termine pintando sobre él. Pero a decir verdad, la pintura me gusta, y mucho.
La observo por minutos, y siento que lo tengo aquí presente conmigo. La pintura cobra vida y esos ojos me están observando con frialdad, con distancia, con amabilidad y finalmente... dejan de mirarme. Desaparecen, se esfuman entre otras millones de miradas. Él se esfuma y mi mente deja de soñar.
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Palabras en el viento DISPONIBLE EN AMAZON
RomanceLos momentos que realmente te marcan, son los que te llevan a elegir el camino a seguir y Ava sabe de eso. Su vida tuvo más momentos difíciles que días de paz. Harta de vivir con miedo, decide escapar, comenzar de nuevo, quiere volver a ser esa chic...