Capítulo diez

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(En multimedia les dejo la melodía que Ava escucha al final de capítulo. Si quieren meterse más en la historia, coloquenla desde el momento en que dice que agarra la notebook de Tate. Es Love & loss de Mattia Cupelli)


El hecho de saber que Benjamin está a nada de llegar al departamento de Tate, pone mis nervios a flor de piel. No solo por tratarse de él, sino también por el terror de estar a solas con un hombre, terror que volvió a mi con un fuerte impacto al igual que mi pasado.

Puede tratarse de Benjamin, pero aun así el miedo recorre mi cuerpo como una brisa nocturna logrando que los pelos de tus brazos se ericen.

Camino de un lado al otro en el departamento, impaciente, ahogada de nervios, perdida en mis pensamientos, observando la oscuridad del pavor en mi interior. Ni siquiera me tomé la molestia de arreglarme para mi visita, un poco de maquillaje no va a arreglar las heridas que hay en mi interior, solo cubrirá mi rostro lleno de tristeza por un momento.

Me siento en el sofá y subo mis pies descalzos al mismo, abrazo mis piernas y me quedo asi por largos segundos. Las imágenes de mi pasado golpean mi mente en un sonido fatal y ensordecedor. Los recuerdos se hacen tan presentes que siento que me duele cada parte de mi cuerpo, como si James me estuviera atacando en estos momentos.

El viaje al pasado me lleva incluso a aquellas palabras de insulto que recibía constantemente, me tapo los oídos y cierro los ojos con fuerza, como si él estuviera aquí a mi lado diciendome cosas horribles. Siento y escucho todo; siento los golpes, escucho insultos. Las lágrimas pican en mis ojos que ya están cansados de llorar. Quiero que todo esto se acabe, quiero poder ser capaz de ser feliz luego de un pasado tan terrible, como Tate. Como cualquier mujer valiente.

El timbre suena y vuelvo a la realidad, vuelvo al presente que duele menos que el pasado, pero es un dolor al fin. Vuelven a tocar el timbre de forma impaciente, así que me levanto y me dirijo hacia la puerta para recibir a mi visita.

Los ojos azules de Benjamin observan fijamente mis ojos, no mira como me encuentro vestida, solo mira mis ojos. Niega con la cabeza y suspira, por un momento creo que me va a abrazar, pero no lo hace.

—Creí que no estabas —dice mirando el suelo.

—Estaba... dormida —dormida en el pasado que hace doler mi presente— Puedes pasar.

Le dejo lugar para que lo haga y el único contacto que tengo con él, es cuando sin querer roza mi brazo con el suyo. Siento una descarga eléctrica, y llevo mi otra mano hacia el lugar donde nos rozamos. Fue un toque que no me asustó, sino que al contrario.

Cierro la puerta y me encuentro con un Benjamin que observa el departamento con total atención.

—¿Es tuyo? —niego con la cabeza— Bien. Porque no creí que fueras de las chicas que les gustan las mandalas —me mira— Es decir, es algo esperable en el resto. Pero no en ti —se encoge de hombros.

—¿Quieres beber algo?

—Lo que tu vayas a beber.

—En realidad no quiero beber nada.

Vuelve a mirarme a los ojos.

—¿Te has alimentado? —no le contesto— Ava, se cuan fatal te debes sentir. Se que la idea de comer o beber algo no está en tus planes, pero tienes que hacerlo.

—Me caera mal.

—No tanto como lo que pasó contigo, por lo que veo —suspiro. Touche— ¿Como puede ser que de un dia para el otro tu rostro luzca... mal? No quiero que suene asi, solo...

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