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Capítulo doce

Canción del capítulo: Hello - Evanescence 

Benjamin me dejo en un estado en el cual no puedo pensar con claridad. Ahora no es la presencia fantasmal de James la que me atormenta, sino que son las palabras de Benjamin y su forma de mirarme a los ojos, aun estando en presencia de mis amigos.

Quizás dijo eso por el efecto del alcohol. O quizás dijo eso porque en verdad así lo quiso. Lo único que sé con exactitud, es que no puedo dejar de pensar en él, en sus palabras, en lo que me transmitió con ese contacto que se mantuvo distante pese a nuestra cercanía, o su mano en mi rostro.

No es la primera vez que me encuentro pensando en él, pero siento que ésta vez, cada uno de ellos, vienen con mucha más fuerza. Asi como tambien siento que no será la última vez que este hombre ocupe la mayor parte de mis pensamientos.

Aunque, a decir verdad, debo admitir que prefiero estar dando vueltas alrededor de Benjamín y no al lado de James, y todo lo malo que él me genera.

Mientras uno me genera pánico, el otro, en cierta forma, me transmite armonía. Prefiero las preguntas sin respuestas, a las preguntas donde sus respuestas me duelen, incluso aunque no haya ninguna. El silencio de James me da pavor, el silencio de Benjamin me da curiosidad, una increíble sensación de querer más.

Al salir del restaurante, me dirigí hacia la casa de Carmen y Louis. Debo darles una explicación de por qué dejé el hotel en ese estado, y con esa acción apresurada, merecen respuestas.

Mi inseguridad hacia las personas que hay a mi alrededor sigue estando. Se que el problema no son ellos, el problema es que temo porque entre estos rostros se haga presente el de James. Siento que está aquí, en cualquier lugar, buscándome o planeando lo que sea para volver a recuperarme. Puede que esté dejando volar mi imaginación, pero conozco a James y es capaz de todo. La idea de pensar en que puede estar aquí, y que en cualquier momento puede sorprenderme me hace sentir en un estado de espanto constante. Y estos pensamientos no puedo apagarlos, son como una alarma que no deja de sonar.

Cuando Carmen abre la puerta para recibirme, me rodea con sus brazos protectores de abuela que te quiere demasiado. Su abrazo dura más de lo normal, como si no me hubiera visto en años. El abrazo que me brinda Louis tiene la misma pizca de amor, preocupación y protección.

Antes de hablar sobre mi, prefiero preguntarles sobre ellos y me cuentan que están ansiosos por la llegada de Camille. Me dijeron tambien que le hablaron de mí, y quiere conocerme. Genial, porque yo también quiero conocerla.

—¿Por qué te has ido? —pregunta Louis y suspiro— No miento al decir que le falta tu presencia al hotel.

—Eso es muy cierto. Todos los inquilinos son personas serias, muy poco amables. Solo las personas que pasan una noche aquí son las más amables. Pero falta realmente tu presencia, te echamos de menos —agrega Carmen y sonrío.

—Prometo pasar a verlos más seguido.

—¿No volverás? —Louis luce como un niño preguntándole a su padre si puede comprarle dulces.

—No lo creo —los miro— ¿Nadie vino a preguntar por mi?

—De hecho... si —la respuesta de Carmen me hace sentir mucho más terror que lo normal.

—¿Qué... quién? —mi voz temblorosa deja notar lo que estoy sintiendo en mi interior.

—Un tal James —creo que podría caerme ahora mismo de la silla y morir.

—Al principio parecía que quería alquilar una habitación, pero la chica que contratamos nos llamó porque al parecer se estaba poniendo algo extraño —cuenta Louis y todo mi interior está gritando— Entonces fuimos por él, porque Holly estaba muy nerviosa. Cuestión que cuando estuvimos con él, nos preguntó por ti. Obviamente no podemos dar ninguna información de nuestros inquilinos, y él lo entendió luego de que se lo haya dicho más de tres veces, ignorando su dinero que de manera desconsiderada planeaba darme —niego con la cabeza y mis ojos arden con todas las lágrimas que quieren salir con furia, tristeza, dolor— Se fue de aquí en un estado de enojo.