Capítulo 25 - Una historia no contada.

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El dolor de cabeza se iba apoderado de mi cada segundo que pasaba. Ya hace minutos atrás logre despertar después de lo ocurrido con Crey, había quedado inconsciente por su manipuladora mirada quien tan suave se veía y poderosa era. Mis ojos aún se mantenían cerrados, por la simple razón de que me sentía con completa debilidad en todo mi cuerpo, me pregunte ¿Qué me habrían hecho para que mi cuerpo estuviese en ese estado?

Desde el momento que desperté había estado escuchando un pequeño replique de palabras de Yorleska y Travis, sobre la mala idea que se le había ocurrido a él de salir del auto donde estos se encontraban antes de que Crey nos atrapase escapándonos del lugar, luego de unos minutos las voces de Erina y Christian también se oyeron discutiendo sobre el tema del encierro.

-Estamos acá por tu culpa. - Y nuevamente oí decir a Erina, había estado repitiendo en cada oración que decía esas palabras. -Todo fue tu culpa, Christian. - Podría jurar que Christian la estaba fulminando con la mirada, era más que obvio, y, aunque podía rectificarlo abriendo mis ojos, no quería hacerlo por la gran pesadez que sentía ahora en ellos.

-Yo no fui el que no reviso croquis de la estúpida casa - Replico Christian con su típica voz gruesa y fría.

-Dejen de discutir, ¿Podrían ayudar y dejar su estupidez para otro momento? Tenemos que descubrir la manera de salir de aquí lo antes posible - La voz de Travis había cambiado radicalmente, había sido de forma firme y autoritaria.

Un silencio volvió a a invadir el lugar, y luego de unos segundos unos pasos se escucharon en la habitación. Intenté abrir mis ojos ignorando el dolor que esto trasmitía a mi cabeza, y al instante detalle todo el lugar, era una habitación un tanto espaciosa, y si no fuese por las antorchas encendidas en cada esquina del habitación, esto sería con total oscuridad. Los chicos se encontraban al otro extremo de la habitación charlando sobre temas del cual no podía entender, puesto de que lo hablaban en otro idioma. Me encontraba recargada a una de las paredes de la esquina sintiendo un inmenso dolor en todo el cuerpo como si alguien me hubiese dado una paliza.

Christian estaba en cuclillas al lado de mi, observándome como si fuera la única cosa que ver en todo el sitio, me sentí un tanto incomoda, pero trate de sobrellevarlo. Su ceño estaba fruncido y sus labios estaban en una línea recta; una de sus manos viajo hacía mi mejilla acariciando para después ir bajando con lentitud hasta mi cuello, y al sentir el tacto de él en este, hizo que un repentino dolor se aproximara; retorcí mi rostro por el dolor causado y el dejo de acariciarlo instantáneamente para quitar su mano, y a causa de esto su rostro se había colocado tenso.

-Lo siento tanto, regina - Balbuceo aún observándome.

-No tienes por que hacerlo - Respondí con dificultad, mi respiración era débil y apenas podía mover mis labios.

-Yo no debí haberme cruzado contigo, y muchos debí haberte dejado ir con Crey, fui un idiota pensando que no te haría nada.-Comentó recargándose de la pared continua. - Eres terca - Soltó repentinamente, trate de sonreír por lo dicho. Sus ojos neutros miraron directo a los míos haciendo que sintiera -lo que siempre había sentido cuando él estaba cerca- el escalofríos hizo que me removiera en mi lugar.

-Explícame, todo lo que quiero ahora es una explicación de todo lo que está ocurriendo, por favor - Supliqué con debilidad, detestaba sentir vulnerable en situaciones como esta. Tome unos minutos para recobrar mi aliento ya que cada vez se hacía más difícil obtenerlo.

-Elizabeth...

-Por favor, Christian - Dije tratando de acercarme a él, pero gemí al sentir un pequeño dolor en la espalda. El agarro mis manos y me miro para después soltar un suspiro, soltó de mis manos y se cruzo de brazos mirando hacía la nada.

El Talismán © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora