Capítulo 28- Sorpresas (Parte 3)

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-Christian, ¿Qué quieres decir con eso? - Pregunte un tanto cautelosa; algo en mi sistema emocional se había disparado provocando en si un nerviosismo y miedo ante su respuesta. 

-¿Con qué? - Pregunto distraído con la ruta. 

-Christian 

-¿Qué sucede regina? 

-¿Quién es esa chica? y ¿Por qué siento que es una indirecta hacía mí? - Christian me miró por un momento y luego volteo su mirada hacía el camino. 

-Por eso detesto llegar al cuestionario - Dijo con algo de molestia en su voz, rodee los ojos y cruce mis brazos por mi pecho, voltee hacía el lado de la ventana, tal vez también algo molesta; él era como un tira y recoge, dice algo incógnito y luego ya no dice nada más. Espere unos minutos a que él me dijera algo pero fue en vano. 

-Si supiera absolutamente todo, no te preguntaría nada - Pensé en voz alta. El detuvo el andar de la camioneta y me miró cruzando sus brazos, lo miré de igual manera arqueando una ceja. Luego de un suspiro largo descruzo sus brazos. 

-Debes relajarte con respecto a todo esto -Dijo lo más calmado que pudo, fruncí el ceño y rodee los ojos. -Vamos regina, estas un tanto alterada - Susurro - Jamás dije que no te contaría nada, solo que ahora no es un buen momento y...

-Jamás es un buen momento - Lo interrumpí - Además no estoy alterada. - Dije rápidamente. Él volvió a cruzar sus brazos. 

-¿Segura? -Sonreí por su intento de subir una ceja. 

-¿Qué haces? - Reí. 

-Intentando subir una ceja como lo haces tú - Volví a reír, él me miro serio - ¿Te estas burlando de mí?- Pregunto con expresión seria, sabía que en el fondo quería soltar una carcajada. 

-No, para nada - Dije aguantándome las ganas de reírme. 

Él volvió a encender la camioneta y volvió a manejar por las calles, cada vez más nos íbamos acercando a Loyal, era una universidad muy buena en nivel académico, pero la mayoría de sus estudiantes tenía el ego muy elevado y casi siempre andaba en problemas con nuestra universidad. 

-Jamás me dijiste qué haríamos allá en la discoteca - Hable luego de unos minutos. 

-Cierto; bueno, en la discoteca a donde asistiremos se encuentra uno de los Ignis, aquel chico aún le pertenece a la CPHouse, así que lo interrogaremos y sacaremos información con respecto a lo de tu talismán - Asentí mientras él explicaba - Yorleska, Travis y una compañera se encuentran allá 

-¿Una compañera? - Fruncí el ceño. Él me miró algo divertido, tal vez, pensaba que me encontraba celosa. 

-Se llama Stephany, ella estuvo conmigo al principio de todo; me ha ayudado de mucho todos estos años que he estado acá. 

-Stephany... - Susurre el nombre de la chica, él volvió a dirigir mi mirada hacía mí con algo de diversión. 

-¿No estarás celosa o si? - Frunció el ceño, yo negue levemente diciendo: No, ¿Por qué me encontraría celosa? 

-No lo sé - Elevo sus hombros para volverlos a bajar en cuestiones de segundos. -A las mujeres tienden a cambiar de estado de animo rápidamente

-No estoy celosa Christian - Aseguré - Y, ¡Oye! Fue una ofensa para mí - Él rió un poco concentrándose en la vía. 

-Regina, cualquier cosa que ocurra mantente cerca de Travis o Stephany ¿Si? Ellos sabrán que hacer - Dijo luego de unos minutos, fruncí el ceño e hizo que me empezará a sentir insegura con respecto a ir a aquel lugar. 

-¿Por qué lo dices de esa manera? - Pregunté algo angustiada. 

-Porque... - Se detuvo analizando lo que quería decirme - ... solo quédate con ellos ¿Si? - Asentí. 

Al llegar al lugar me asombré por la cantidad de personas que se encontraban; el lugar estaba rodeado de personas entrando y saliendo de ella por segundo.

Christian estaciono la camioneta en uno de los puesto, baje de ella y me acomode la camisa aún mirando la discoteca, era completamente diferente a la que había ido antes pues, su diseño parecía al de un hotel solo que con un piso. Al costado de la entraba se encontraban los típicos guardias de seguridad del lugar vestidos de trajes negros y con caras de pocos amigos. Christian caminó a mi lado agarrando de mi mano, lo mire un tanto desconcertada por su acción, pero a él pareció no importarle.

Apenas llegamos a la entrada uno de los guardias más fornido cambió su rostro a una sonrisa acercándose hacía donde Christian yyo nos encontrábamos, Fruncí el ceño y mire a Christian.

-Oye, hermano – Dijo aquel guardia con aspecto duro. Christian y él hicieron un tipo pase con sus manos y se sonrieron.

-¿Qué más Jaxon?, ¿Ahora trabajas acá? – Pregunto Christian.

-Todo bien; sí ahora trabajo aquí, pagan mejor que en el pool, además esta discoteca es legal, los estudiantes de la Loyal hicieron para que quedará legal, es más cómodo estar acá – Christian asintió.

-Sí, me imagine – Él sonrío - ¡Ah! Ella es Elizabeth, ella es mi... - Se interrumpió a si mismo tratando de sacar alguna palabras, antes de que Christian dijese algo Jaxon había estallado en un carcajada.

-Tranquilo hermano – Coloco su mano en el hombro de Christian riendo de nuevo, por alguna razón su risa me la había contagiado. Cuando detuvo su risa y se coloco al frente de mí estrechando su mano junto a la mía para decir lo que me esperaba: - Mucho gusto Elizabeth, soy Jaxon Triners, un placer en conocerte. –Sonreí algo tímida – Jamás me esperaba esto de tu novio – Rió de nuevo al ser la mención de aquella palabra que ni siquiera era verdadera.

-Sí, mi novio – Murmure sarcásticamente apoyando mi mano en su brazo y acariciando de éste.

-Bueno, fue emocionante haberte encontrado Jaxon, pero nos esperan allá adentro – Dijo Christian luego de unos segundos. – Toma – Saco su billetera y le entrego tres billetes de cien – La entrada de nosotros.

-¡Vamos hermanos! Tú me has hecho demasiados favores, entren libre – Dijo devolviénle los billetes a Christian, él negó y se los volvió a dar.

-Eso no importa, te quedarás sin paga

-¿Y eso qué? – Volvió a dárselos.

-Aunque sea acéptalos como una propina – Nuevamente volvió a dárselos.

-Eres terco, Prior, muy terco – Jaxón dio media vuelta y empezó a caminar hacía la entrada, Christian lo siguió al igual que yo. Jaxon nos coloco unas pulseras de color fucsia fluorescente y se despidió.

Al entrar al lugar el fuerte sonido de la música se hacía notar, el espació era completamente ocupado de personas moviéndose al compás de la canción. Me adherí más al brazo de Christian, ya que sentía que cada vez me jalaban hacía el cúmulo de personas.

-No me sueltes jámas, regina - 

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Saben que los amo ¿No?

¡LO SIENTO MUCHO POR SUBIR TARDE!


El Talismán © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora