Capitulo 41 - Traidor.

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Me desperté sintiéndome completamente calmada. Como si fuese alguien nuevo, por alguna razón me sentía, ¿Feliz?, abrí de mis ojos lentamente y detalle que me encontraba en la misma celda que había estado en la CPHouse.

Todo rastro de felicidad y calma se retiraron, y él miedo, desespero y la sensación de que nadie iba a estar bien, me invadió nuevamente, me senté en el suelo y vi que en la celda de al frente se encontraba Adam junto a Erina acostados en el suelo con los ojos cerrados.

Voltee hacía atrás para ver si me encontraba sola, pero no fue así; La sonrisa de Dailen me aterrorizo más de lo que ya me encontraba, de forma intencional gatee hacía atrás hasta chocar en la celda, él sonrió aún más y se levanto del banco de cemento.

-¿Asustada? - Susurro metiendo sus manos en los bolsillos. - Apuesto a que creíste que él que te había abrazado fue Christian, ¿No? - Rió y negó con su cabeza. - Inocente e ingenua.

-¿Fuiste tú, no? - Rió otra vez.

-No, fue Crey en realidad. - Me examino completamente con la mirada y luego se detuvo en mis ojos. - Christian tiene suerte. - Dicho esto camino hacía la puerta de la celda y la traspaso, haciendo que quedará con total perplejidad.

Me levanté del suelo y me pegué a las barandillas de metal oxidado.

-¡Oye, Dailen! - Él se detuvo algo impresionado y me miro esperando a que digiera algo. - ¿Qué hago aquí?

-¿Que haces aquí?, fácil, abrirás el portal y luego no sirvieras de nada en está vida. - Lo mire en silencio al igual que él, al ver que no dije nada al respecto, siguió caminando hacía las escaleras.

Suspire frustrada, y me separé de las barandillas, para dirigirme hacía el banco de cemento y sentarme, en realidad no recordaba al verlo visto la vez anterior.

Subí de mis piernas y las abracé mirando a la nada, pensando en todo lo que pasaba en mi vida. Nuevamente las ganas inmensas de reventar a llorar llegaron a mi y está vez no las contuve.

Ayer en ese abrazo lo había sentido tan real que me lo creí, me creía que era él quién me abrazaba y me decía que todo estaba bien junto a él, que él me decía nuevamente "Regina", que sentía su calor seguro y acogedor.

Resoné de mi nariz, y me limpie con mis manos mis ojos. Al menos había sentido eso antes de morir, porque para eso estaba aquí, había sido algo suicida de mi parte.

Ni siquiera sabía cual era el maldito código que hacía falta para abrir el portal y apostaría que me torturarían para que digiera algo que en verdad no sabía.Cerré mis ojos nuevamente y coloque mi rostro entre mis rodillas.

Sentía la gran impotencia de romper todo, quería golpear algo, destruirlo, quería... ¡Ah! Quería desahogarme con algo.

En definitiva odiaba a Angelina y toda su herencia, ¿Por qué no me dejo dinero, una casa? ¡No! ¡Tenía que ser un maldito collar del cual todos querían, solo para abrir un estúpido y maldito portal de mierda! ¿Por qué no se ocupan de otras cosas? De mejorar su raza, su existencia, su forma de vivir, ¡No! Ellos se preocupaban de mi y el estúpido collar.

-Deberías dejar de maldecir tanto y dejar de llorar también, ese no es tú fuerte. - Resoné mi nariz y levante mi rostro molesto a él.

-¿Qué quieres Francisco? - Susurre tensando mi mandíbula.

-El jefe te quiere ver. - Lancé una risa sarcástica y negué levemente. "El Jefe". Rodee los ojos y suspire.

-¿Para qué?

El Talismán © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora