Capítulo 11. "Celos"

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Narra Valentín

Me desperté con Ezequiel enrollado,  mitad de su cuerpo estaba sobre el mío, su cara se encontraba en mi cuello, podía sentir su respiración caliente allí. Levanté un poco la mirada y miré hacia la ventana, y ya estaba oscuro. Me moví apenas y él se abrazó más a mí, sonreí simplemente por tenerlo así conmigo.  

Un celular comenzó a sonar, me levanté lo más rápido que pude para no despertarlo. Alcancé a agarrarlo y salí afuera del cuarto. Miré la pantalla y decía, "Nikky la bella". Maldita colorada pensé. Contesté el teléfono soltando un suspiro.

 Conversación Telefónica.

-¿Si?

-¿Eze? bomboncito ¿estas bien? -me preguntó gritando-

-Para loca, Soy Valentín.

-Ah, sos vos.

-Si soy yo, ¿algún problema? –dije de mala manera-

-Ninguno, el que tiene el problema sos vos.

-Vos sabes que Ezequiel es gay ¿no? Y que está conmigo.- largó una carcajada. -

-¿Me estás jodiendo, Valentín? ¿Estás celoso? -volvió a reír y suspiré frustrado. 

-No te estoy jodiendo, Nicolasa –me quejé abatido.-

-Bueno, perdón –Se volvió a reír-  Es que no puedes estar celoso. ¡Es solo mi amigo, che!

-Ok, ¿que querías?

-¿Quiero saber si está bien?.  ¿Y si sabes quién lo golpeó?

-No sé, está durmiendo ahora. Y puedo tener una sospecha de quien fue.

-¿Quien? –me habló seria-

-Creo que fue Alex. –Suspiré con bronca-

-Maldito hijo de puta. Ahora que me lo nombras, lo vi mirando mucho a Eze. Pero ¿por qué crees que fue Alex?

-Ya lo golpeó una vez.

-¿Como que ya lo golpeó? Como no me enteré - se quejó molesta-

-Es que Eze no quería contar nada... Ya fue, ¿necesitas algo más?

-Idiota –me insultó -¿Vamos a salir hoy?

-No lo sé, ¿vos pensas que  Ezequiel va a querer?

-Capaz que sí, que sé yo. A lo mejor se quiere distraer.

-Bueno, yo ahora veo y te aviso si salimos.

-Dale, Gracias. Cuídalo ¿sí? Él te quiere.

-Sí, yo también lo quiero Nikky.

-Quien iba a decir que el machote de Valentín iba a ser gay –se me burló-

-Cállate mejor. Chau fea.-

 Fin de la conversación telefónica.

Me acerqué otra vez a la pieza de Ezequiel y seguía durmiendo, esta vez abrazando a la almohada. Miré el celular y eran las 8 de la noche. Caminé hasta la cama y me senté en el poco lugar que él no ocupaba.

-Eze –lo moví apenas- bebé –lo volví a mover-

-No –se quejó y me dio la espalda-

-Dale, Eze –lo agarré del brazo para girarlo-

-No, déjame dormir.

-Bebé – me agaché hasta llegar a su cuello y dejar besos en esa zona. Lo vi sonreír con los ojos cerrados.- Dale, son las 8 ya.

Algo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora