Ascensor

991 61 20
                                    

Mitch /


Llevo seis meses trabajando en este estudio de diseño. La mejores y más populares prendas de vestir se crean aquí, me encanta mi trabajo y mis compañeros, pero la mejor parte de todo es mi jefe. Un hermoso rubio, alto, de ojos azules como el mar profundo. Me trae loco, aunque es muy serio en su trabajo, jamás lo vi coquetear con nadie, tampoco daba ningún indicio de ser gay; pero nada me impedía desnudarlo con la mirada cada vez que me lo encontraba.

Es frustrante lo profesional que es, nunca se distrae, no hacía caso de ninguna de mis tácticas de seducción y eso me enojaba y excitaba aún más. No podía verlo sin imaginarme arrancándole la ropa con los dientes y dejando que me follara duro sobre cada escritorio de la oficina. Pero él no me hacía ni caso.

Ya era tarde en la oficina, la mayoría se había ido. Yo me quedé terminando una presentación con la ropa para la nueva temporada, aunque no lo parezca me apasiona mi trabajo, además tengo un excelente gusto cuando se trata de ropa... Y de hombres también.

Cuando el cansancio me estaba venciendo me encaminé al ascensor, pero justo antes de cerrarse la puerta una mano grande la detuvo. Las puertas volvieron a abrir y vi el hermoso rostro de mi jefe, tenía el pelo despeinado y la respiración agitada. Sus ojos se encontraron con los míos y se abrieron más en sorpresa.

-Grassi- dijo educadamente.

-señor Hoying- utilicé mi tono más seductor.

Se paró al lado mio y presionó el botón del primer piso, y como siempre no pude apartar mis ojos de él, imaginando como sería recorrer su torso y esos anchos hombros con mis manos, o simplemente besarlo, seguramente él si que sabía como besar, con esos labios rosados y plenos.

-sé lo que haces, Grassi- dijo, sacándome de mi ensueño.

-yo... Lo siento- me sonrojé y miré al piso. Su tono fue autoritario y nunca me había dicho nada acerca de obvia atracción. No sé adónde se fue toda mi coquetería, su mirada intensa me desarmó.

-nunca mezclo mi vida laboral con la privada.... Y tu no dejas de mirarme como si fuera un caramelo.-

Ya me gustaría lamer ese caramelo. Pensé, pero no dije nada. De alguna forma su tono confiado me despojó de toda mi bravuconería.

-lo siento- ¿ese susurro patético era mi voz?

-¿por qué lo haces?- su voz sonaba como una orden.

-porque...- suspiré -eres el hombre más atractivo que he visto en mi vida, eres inteligente y sexy y....

Todo pasó muy rápido. Lo siguiente que supe es que había presionado el botón de emergencia, el ascensor se detuvo y me tenía aprisionado contra la pared con sus labios en los míos. Gemí por la sorpresa y aprovechó de invadir mi boca con su lengua, no alcancé a subir mis manos a su cuello cuando el beso había terminado.

Le alejó de mi y su mirada reflejaba puro enojo, pero ¿estaba enojado conmigo o con él mismo?

-maldición!!- se pasó la mano por la cara -yo.. Lo siento-

Estiró la mano para volver a accionar el ascensor, pero me paré frente a él, retrocedió y yo con él, cuando su espalda chocó con la pared puse mis manos en su pecho y lo miré hacía arriba con ojos muy abiertos.

-¿por qué? - murmuré poniéndome de puntillas, rozando su mandíbula con mis labios -no lo sientas, por favor ¿por qué no me besas de nuevo?

No esperé su respuesta, puse mis manos en su nuca y lo atraje hacia mi. Rocé mis labios con los suyos, eran tan suaves. No me estaba besando de vuelta pero tampoco me rechazaba, parecía estar decidiendo si ceder a la tentación o no.

scomiche One Shots (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora