Pintor Amante (P1)

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Mitch /


Me acabo de mudar, es primera vez que voy a vivir solo, es un gran paso y estoy muy entusiasmado. Lo único malo de mi nuevo departamento era ese horrible color amarillo de las paredes de la cocina, pero lo quería remediar lo antes posible.

Llamé a una agencia de decoración anoche cuando me instalé, elegí el nuevo color por internet y me informaron que dentro de esta mañana llegaría el pintor. No puedo esperar para ver mi nuevo hogar listo. Pretendía dejar al pintor trabajando y salir a pasear o comprar para no aburrirme en la casa, mientras veía a un sujeto extraño pintar mi cocina.

Pero cuando sonó el timbre y abrí la puerta, se esfumaron mis ganas de salir.

En el umbral estaba un rubio hermoso, muy alto y de anchos hombros. Pero lo que más captó mi atención fueron esos penetrantes ojos azules, fue como caer en una laguna profunda y estar ahogándome ahí, porque me quedé repentinamente, sin aire y sin palabras.

Con una mirada divertida, se aclaró la garganta mirándome hacia abajo.

-Soy el pintor, me mandó la agencia- su voz baja me erizó la piel -soy Scott-

Tuve que haberme visto ridículo, porque tuve que sacudir la cabeza para despertar y encontrar las palabras.

-Soy Mitch- dije nervioso -adelante.

-Mitch... - repitió casi susurrando, como saboreando mi nombre en su boca, y para mi desgracia, me sonrojé.

Llevaba puesto un overol azul que se le ajustaba a su cuerpo, cuando entró no pude apartar mi vista de su trasero, se le marcaba la ropa y a mi se me hizo agua la boca. Cuando vi el bote de pintura en su mano me regañé mentalmente y luché para concentrarme en lo importante.

Muy nervioso y con voz temblorosa le mostré la cocina. Al parecer, se estaba divirtiendo con la situación, por la sonrisa confiada en su rostro. Es obvio, seguramente muchos clientes se le insinuaban, era la fantasía más perfecta y perversa, en ese traje azul manchado de pintura.
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Efectivamente, no salí a ninguna parte, no con ese dios griego estirando sus largos brazos, mientras pintaba mi cocina.

Yo estaba en el sillón de la sala, con un vaso de jugo en la mano. La televisión estaba encendida pero mi vista estaba fija en la espalda del hombre rubio, mientras intentaba pintar la parte superior de la pared. Así, con los brazos estirados y de puntillas, se veía gigante y el overol se pegaba más a su cuerpo.

Estaba hipnotizado, con el vaso a mitad de camino, sin llegar a mi boca. Con el pulso disparado y las mejillas calientes. Sé que no es políticamente correcto babear así en frente de un extraño, pero como iba a recordar eso, si apenas podía seguir haciendo funcionar mis pulmones.

-¿Necesitas algo?- dijo con esa voz grave -llevas un rato mirándome.

Mierda! Pensé en la escusa más patética y poco creíble del mundo. Tomé el contenido del vaso de un solo trago y hablé.

-Si...yo...necesito dejar el vaso en el lavaplatos- tartamudié y me levanté del asiento.

El tenía esa sonrisa que dejaba claro que no me creía una palabra.

Me miró de arriba a abajo y sus ojos volvieron a los míos cargados de lujuria. Me dejó sin aire.

-Adelante- dijo en un tono tan grave que lo sentí retumbar en mis oídos.

Como pude caminé rodeando el mesón de la cocina americana, él se hizo a un lado y levantó las manos llenas de pintura, para dejarme pasar sobre el suelo cubierto de papel de diario.

Llegué al lavaplatos, dándole la espalda a Scott, cuando volví a escuchar su voz.

-Hace tanto calor aquí.

Antes de comprender si me estaba coqueteando o no, me volví a quedar sin palabras, porque cuando me giré había bajado el cierre del overol, del mismo color que sus ojos, de modo que toda la parte superior del traje y las mangas colgaban de su cintura.... Y no tenía camiseta alguna debajo!

Tres segundos me bastaron para ver su torso marcado por sutiles músculos, sus pectorales y su piel clara, y yo ya había perdido otra vez el hilo de mis pensamientos.

Sentí que toda mi sangre subió a mis mejillas, me sobresalté y giré rápidamente, otra vez dándole la espalda. Pero en ese mismo momento sentí ese calor que emanaba de su cuerpo detrás de mi.

-Eres muy callado, Mitch- su aliento golpeó mi cuello y mordí mi labio para no gemir -Y muy hermoso también.

Hizo desaparecer la distancia entre su cuerpo y el mio, con un movimiento brusco puso sus manos en mi cintura por debajo de mi camiseta y su cuerpo gigante en el mio pequeño, contra el lavaplatos. Y yo aún no había dicho ni una palabra!

Comenzó a dejar besos en mi cuello y mi nuca, yo tenía los ojos muy cerrados y los nudillos blancos por la fuerza con la que me sujetaba del lavaplatos.

!¿Qué demonios pasaba conmigo?! Tenía a un completo extraño acorralándome en mi cocina y yo no le decía nada, al contrario, temblaba de anticipación.

-aaahhh!!! - Cuando mordió mi cuello, justo por debajo de mi mandíbula, mi punto débil, un sonido agudo y absolutamente obsceno salió de mi boca y dejé caer mi cabeza en su hombro. El gimió también y apretó sus manos en mi cintura, presionando sus caderas en mi trasero.

-mmm... Quería escuchar esa voz- susurró en mi oído -intenté ser profesional, en serio que si... Pero no has parado de mirarme con esos hermoso y grandes ojos color chocolate, y... me encanta el chocolate...

Mientras hablaba, trazaba círculos en mi piel con sus pulgares. Bajó una de sus manos para acariciar mi entrepierna por encima de mis jeans. Y sólo pude jadear con la boca abierta con mi cabeza apoyada en su hombro.

Sé que debería haberlo detenido... pero yo no quería que se detuviera. Entonces debería haber actuado por mi mismo y seducirlo, pero mi cuerpo no reaccionaba. Me había paralizado por completo.

Lentamente, desabrochó mi pantalón y volvió a acariciarme por encima de mis boxers. Para este entonces yo ya estaba duro como una roca. Volvió a hablar con su seductora voz contra la piel de mi cuello.

-Si no fuera por esto- dijo tomando mi duro miembro a través de la tela -y por tu acelerado pulso aquí -rozó su nariz por todo el largo de mi cuello -pensaría que yo no te gusto nada... Y en serio estoy loco por sentirte tocándome, pero no te voy a presionar a nada si en realidad no quieres...

Debía estar esperando a que yo reaccionara, para bien o para mal, porque con eso, se separó de mi. Aturdido me giré para ver su cara y su mirada estaba tan oscurecida que casi daba miedo. Su pecho desnudo subía y bajaba por su respiración agitada y le palpitaba la mandíbula por la fuerza con la que apretaba los dientes. Era una imagen tan jodidamente erótica que parecía sacada de la fantasía sexual más caótica y prohibida.

Por alguna razón supe que era sincero, que no quería hacer algo que yo no quisiese. Y eso solo me envalentonó y calentó más.

Por fin salí de mi estúpido estado de shock y mi cuerpo me hizo caso. Me lancé desesperado a su cuerpo, enredando mis brazos en su cuello para atraerlo a mi boca.

El primer contacto de sus labios en los míos se sintió como si millones de estrellas estallaran en mi interior. Nunca pensé que un beso podía ser tan intenso.

Bajé mis manos por sus marcados pectorales, necesitando más de su piel y lo próximo que supe era que estaba siendo otra vez acorralado, esta vez de frente a él, contra el mueble de la cocina, con su lengua penetrando mi boca y sus manos pintadas por todo mi dolorido cuerpo...

~~*~~

Continuará...

scomiche One Shots (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora