Trabajo Duro

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Esta es una de esas veces en que creo que voy por un camino y luego escribo cosas diferentes, me desvié un tanto, pero espero que les gusté.




Mitch/

He paseado como león enjaulado todo día. Creo que debo estar en algún momento de mi vida en dónde mis hormonas se están alborotando por cualquier cosa, quizá es una segunda adolescencia o algo así. Lo único que tengo claro es que si Scott Hoying no entra por esa puerta y me folla hasta a hacerme gritar pronto, voy a morir.

Lo necesito. Lo anhelo más que respirar.

Necesito que me envuelva con esos brazos fuertes, que bese cada parte de mi con esos labios finos y persistentes, que me miré con esos ojos que adoro y me cuelan el alma.

Y sobre todo, necesito llegar al orgasmo con él. No quiero hacerlo solo. Eso fue lo que me tuvo todo el día mirando el reloj, esperando su llegada para ser suyo.

Cuando sentí la puerta abrirse, prácticamente corrí escaleras abajo, pero...


Scott había caído de cara en el sillón de la sala, su maletín estaba tirado en el piso, junto a la corbata que yo sabía que había quitado apenas salió de la oficina.

Suspiré. Mi rubio estaba destrozado. No lo culpo, yo trabajo desde la casa, en los horarios que más me acomodan, mientras él tiene uno de esos trabajos convencionales. Sé es el difícil. Había olvidado que están en etapa de cierre de temporada y que Scott tiene mucho más trabajo que de costumbre.

Suspiré. Lo había estado esperando todo el día.

Caminé hasta él y me arrodillé en el piso junto al sillón. Acaricié su hermoso cabello y un sonido de cansancio y aprobación salió de sus labios, pero no logré que abriera sus ojos.

−Hey− susurré suavemente –Hola cariño.

No respondió, en cambio, giró en el sillón y estiró sus brazos para que yo encontrara mi lugar junto a su cuerpo. De inmediato me pegué a su cuerpo y sus brazos envolvieron mi cintura. Estaba rendido, lo sabía. Mis planes para la noche iban a tener que cambiar drásticamente.

Pasé mis manos por su pelo por un rato. Amando la sensación de tener a ese hombre estoico solo para mi, la forma en que confía tanto en mi que se suelta en mi presencia, ya no tiene que ser ese Scott fuerte y alegre que todo el mundo conoce.

−Mi vida... vamos a la cama, necesitas descansar.

Lo sentí asentir contra mi sien y lo ayudé a ponerse de pie lentamente. Sus ojos estaban cansados, pero tan hermosos y azules como siempre. Mi cuerpo me seguía traicionando con las fantasías que llevaba todo el día imaginando, pero las hice a un lado y caminé con mi rubio por el pasillo, hasta la habitación.

Generalmente, soy yo el consentido. Scott solo tiene ojos para mi, me mima y está preocupado de cada detalle para que yo sea el hombre más feliz y satisfecho del mundo. Me gané la lotería con ese hombre. Además de parecer un dios griego, increíblemente guapo, también es dulce y atento, es generoso y humilde... y también es un animal en la cama. Pero hoy, estaba rendido y era mi turno de preocuparme por su bienestar.

Se sentó en la orilla de la cama y sus manos en mi cintura me posicionaron de pie entre sus piernas abiertas. Puse mis manos en sus anchos hombros y comencé a masajearlos con firmeza, lentamente. Mi cuerpo otra vez estaba acelerado, ante el solo tacto. Su cuerpo tonificado, duro, delicioso... necesitaba de mis cuidados y yo debía dejar de pensar en sexo.

scomiche One Shots (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora