Kinky

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Mitch estaba harto. Hay que ser ciego o medio estúpido para no darse cuenta de cómo lo mira Scott. Cómo se queda viendo su boca cuando une sus labios a una botella de refresco, un taza de café o lo que sea. Scott siempre está mirando su boca y Mitch muchas veces se ha visto a sí mismo aprovechando estas ocasiones para lamer lentamente cada boca de botella que lleva a sus labios o beber muy despacio de cada copa cuando sabe que Scott lo está mirando.

Mitch tampoco ha pasado por alto cómo se oscurecen los ojos de su amigo cuando usa esos jeans ajustados, cómo se le queda viendo el trasero cuando piensa que Mitch no está mirando...o cómo parece no ser capaz de mantener sus manos alejadas del chico. Aprovecha cada oportunidad para tenerlo en sus brazos, incluso se deja llevar a veces, cuando usa ese chaleco negro sin espalda o cuando están abrazados en el sillón y lo acaricia "inocentemente" por debajo de la camiseta.

Mitch lo sabe... Desde hace mucho tiempo atrás. Scott en realidad no es muy bueno disimulando. Mitch sí. Mitch es capaz de fingir que no se da cuenta, que no se le eriza la piel cuando Scott pierde algo de control y lo toca como un mejor amigo no debería hacerlo. Pero Mitch ya no quiere fingir. Está harto... y caliente.

Por mucho tiempo pensó que era una fase para Scott. Que pronto se le pasaría y encontraría algún otro chico que llamara su atención, se buscaría un novio o algo así. Pero han pasado años y Scott sigue igual. Por supuesto Mitch ha intentado distraerse con otros chicos, citas ocasionales y aventuras de una noche, pero está cansando de fingir. Mitch desea a Scott con todas sus fuerza y sabe que Scott lo desea de vuelta, eso es bastante obvio.

El problema es que Mitch no quiere asustar a Scott.

Para decirlo en palabras sutiles, los gustos sexuales de Mitch son algo... atrevidos. Lo cierto es que ese ser delgado y lleno de tatuajes es muchas cosas, pero no inocente. Mitch es un pequeño pervertido y lo sabe. Le gusta el sexo rudo, salvaje, lleno de malas palabras, de mordidas, de gemidos... gritos de ser posible. Es una desventaja que sea tan difícil encontrar a alguien que esté en la misma sintonía sin tener que explicarle de antemano todo lo que le gusta.

De un tiempo a esta parte, ha sido especialmente difícil para Mitch mantener la calma frente a Scott. Decidió dejar de buscar aventuras de una noche cuando empezó a imaginar que cada hombre era un rubio de ojos azules. Por mucho que disfrute el sexo y no tenga problemas en encontrar candidatos para llevar a cabo sus fantasías; Mitch es fiel a sí mismo. Le costó mucho llegar a ser así de honesto consigo mismo y no está dispuesto a dar marcha atrás. Eso también significa que no va a acostarse con cualquier hombre si su mente está llena de ese rubio, fuerte, de hombros anchos y ojos azules que conoce tan bien.

Los últimos días han sido una tortura al lado de Scott y no ha hecho nada por solucionarlo, sino todo lo contrario, ha usado todos los jeans ajustados que tiene, las camisetas que se pegan a su cuerpo y aquellas que caen por uno de sus hombros para mostrar su largo cuello y clavículas. En realidad no tiene idea de lo que está haciendo. Es consciente de las reacciones de Scott. Dios, ese hombre en serio no sabe disimular. Quizás está esperando a que Scott tome la iniciativa y se le abalance encima antes de que él mismo ceda a la tentación... o quizás está buscando las palabras para seducir a su amigo sin que se asuste y piense que es un pervertido cuando le ruegue que lo folle hasta destrozarle el culo. Lo que pase primero.

Lo que pasó un realidad fue una mezcla de sus dos opciones.

Estaban en el sillón de su sala, solos, viendo un película y acurrucados bajo una manta. No es que Mitch la necesitara, el cuerpo de Scott desprendía tanto calor que el chico más joven llevaba un rato sudando; o quizás era producto de ese aliento en su cuello mientras su amigo lo abrazaba desde atrás, enredando sus fuertes brazos en su delgada cintura. Mitch se sentía totalmente rodeado por Scott y había perdido el hilo de la película hace mucho rato atrás. Sólo se podía concentrar en ese cuerpo pegado al suyo, imaginando cómo sería si esas manos que descansaban en su abdomen en realidad lo estuvieran sujetando por las caderas mientras Scott lo follaba fuertemente, dejando marcas en su piel, embistiéndolo sin descanso con ese enorme miembro. Porque de seguro Scott debe ser muy grande, uffff, lleva tanto tiempo imaginando cómo debe ser el pene de su amigo que tiene un imagen clara en su mente y en serio necesita compararla con la realidad. Necesita verlo, sentirlo, necesita envolverlo con su boca mientras se desliza por su garganta hasta dejarlo sin aire.

scomiche One Shots (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora