Dos

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Mirai se le quedó mirando de manera tranquila, mientras sorbía otro poco de té y lo dejaba apoyado también sobre la mesa.

— Sabía que en algún momento u otro vendrías y me dirías eso— Puso una mirada seria y decidida, ella tenía su argumento también.

Apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó los dedos, apoyando su mentón en los mismos. Manteniendo aún su tranquilidad intacta. Justim no se quedó atrás y cruzó sus piernas y brazos, se apoyó en el respaldo de aquel silloncito, volviendo a cerrar sus ojos. Al igual que Mirai, seguía tranquilo.

— Veras hermano...Yo, quisiera crear un diablo para mi mundo por mi cuenta— Justim abrió su boca para decir lo obvio, pero la oji-rosa no lo dejó—, Tal vez no totalmente por mi cuenta, estoy al tanto de mi posición. Por lo que solo aceptaré una pequeña ayuda tuya, si no es molestia...

Dios parecía estarlo pensando, tomando su mentón. Tras un suspiro y una sonrisa prosiguió a aceptar. Mirai también sonrió.

Abriendo nuevamente sus ojos ámbar, se paró del sillón. Junto un poco sus manos, en las cuales en unos segundos empezó a aparecer una pequeña luz blanca, que se fue haciendo más grande y resplandesciente.

Mirai solo miraba atenta a todo.

— Esta es mi pequeña ayuda, Mirai— El de cabellos verdosos acercó de manera lenta aquella bola de luz—, Confío en que sabrás usarla de buena manera.

La azabache sonrió.

— Gracias por entender...— Varias lágrimas se deslisaron por su pálido y fino rostro. Justim le dio un cálido abrazo.

—Confío en ti, Mirai.

Si tan solo ella hubiera sabido que esa iba a ser la última vez que vería a su hermano, probablemente no lo hubiera dejado ir.

¿Tanta confianza le tenías, mentiroso?...

Ojalá la hubieras apoyado en sus momentos de dolor.

Eres repugnante.

「Indie」:「 The History.」[Cancelado y desactualizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora