III ¿Espectáculo de feria?

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Si encendemos la televisión y ponemos cualquier programa de corazón o de prensa rosa, podemos ver a los típicos 'debatientes', si se los puede clasificar así, hablando de cualquier cotilleo vacío y sin sentido. Quiero decir, en esa clase de programas se suele dar protagonismo a un componente homosexual, que, dándose él cuenta de que es utilizado, o ignorándolo, no hace más que dar un espectáculo que nos daña a todos y no beneficia a nadie.

¿Acaso todos los gays son reinas del drama? La respuesta no debería ni dignarme a darla: un no rotundo. Podría afirmar con una certeza considerable, que ni la mitad de la comunidad gay se siente identificada con esos personajes televisivos sobrevalorados que hablan demasiado y no dicen nada. Lo cual nos lleva a la cuestión del título, ¿somos un espectáculo de feria? Pues sí y no. Depende el punto de vista.

Sí somos un espectáculo de feria si defendemos que esos personajes ejercen una representación de la comunidad gay, o que simplemente consideramos oportuno que se nos presente como unos promiscuos que no valen más que para colocarlos en la más absoluta telebasura  de las tardes que la gente pierde delante del televisor. Por tanto, aquí hay dos enemigos importantes: la televisión basura que pudre por dentro la sociedad, una forma barata de entretenimiento sin sentido para que una persona pueda tomársela enserio (puede que haya gente que piense: 'esos programas me entretienen', no veo que hay de malo en eso. No hay nada de malo siempre y cuando no te tomes en serio todo lo que ahí se dice, que no son más que burdos cotilleos.) de hecho, hay mucha gente que no se los toma en serio y los ve por entretenimiento, lo cual no es condenable, pero también hay otra mucha que, realmente, cree que hay algo de calidad ahí; el segundo enemigo es el más típico estereotipo: los gays son afeminados, cotillas como las mujeres (otro estereotipo machista, por cierto) y que sólo piensan en el sexo. ¿Cuándo nos libraremos de ellos? A este paso, no demasiado pronto. El sí a la pregunta del título no da más que motivos para alimentar la más radical de las homofobias y al machismo.

El no a la pregunta del título es la respuesta sensata, la coherente, la racional. Ningún ser humano puede ser tratado como un espectáculo, aunque eso ocurra aún hoy con el tráfico de personas y con la esclavitud de las más desdichadas gentes del mundo subdesarrollado. El personaje televisivo del gay promiscuo y cotilla no deja de ser más que eso, un simple personaje. Tras la pantalla o las cámaras de la televisión, quizá ese personaje comercial de entretenimiento no sea así, y yo apuesto  por que sea lo más seguro, si no la sociedad tiene un grave problema, ya no de moral ni de raciocinio, sino de identidad. Decir no a esta pregunta, que es más una lacra que una cuestión, es escapar de la falacia, de la estupidez y alcanzar este ansiado progreso, que este grupo minoritario, siempre ha deseado.

Por eso digamos todos bien alto ¡no! No a las injusticias, no al menosprecio, no a la intolerancia y no a la idiotez.

¿Soy pecado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora