XVIII: El autobús del odio

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España está ahora mismo inmersa en un periodo de continua convulsión. En la cúspide del odio y de la tontería más extremista, los habitantes de tan polémico país como es el Estado Español, tuvimos que contemplar como el autobús del odio circulaba por las calles de la mismísima capital española.

La transfobia es uno de los males más arrgaigados, también hoy, dada la escasa transparencia y la poca aceptación social que tiene esta parte del colectivo LGBT en nuestro país. Así, a pelo, la asociación -cómo no- ultracatólica Hazte Oír, tuneó ese esperpéntico vehículo para acabar con la Inquisición Gay. Sí, no es broma, INQUISICIÓN GAY, cuando ha sido SU inquisición la que ha matado y torturado a inocentes. Torturado y matado a tantos, por ''delitos'' tan condenables como sonreír durante la misa. Quizás deberían estudiar un poco más de historia nacional.

Poco duró la venida del bus, apenas 24 horas ese monstruo rodó por las calles de España, expandiendo el odio. Bueno, intentando expandirlo, porque según el Instituto Invimark, más del 69% de la población estaba a favor de su prohibición. Un juez paralizó a este monstrenco del odio, y la policía lo inmovilizó.

Ayer mismo llegaron con otra idea igual de estúpida. Pensaron los muy iluminados que, introduciendo signos de interrogación el mensaje podía quedar incierto y no ser objetivo de prohibición. Obviamente, seguir con ese mensaje e introducir signos de interrogación riéndose del sistema judicial nacional, no le debió de hacer mucha gracia ya que lo prohibió al poco de comenzar a circular.

 Obviamente, seguir con ese mensaje e introducir signos de interrogación riéndose del sistema judicial nacional, no le debió de hacer mucha gracia ya que lo prohibió al poco de comenzar a circular

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Desde luego la tontería de este país parece no tener fin. Unos pocos católicos promulgan mensajes de odio cuando su Papa pretende integrar a todo el colectivo LGBT en la Iglesia Católica. Además, esta transfobia va dirigida hacia nuestros menores, los más vulnerables que no entienden ni qué pasa en sus cuerpecitos, son obligados a tragar estos mensajes, haciéndolos sentir aún peor.

Es de vergüenza que este país, del cual no me considero parte, siga financiando cosas y actitudes como estas. Si esta asociación recibe dinero de mis impuestos, ¿qué otras barbaridades podrían estar recibiéndolo?

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