Sin (A Kiera Cass Novel FanFiction) #WWA

Capítulo Seis

―Robaron armamentos de la base principal, atacaron a varios guardias casi sin piedad y abusaron de algunas doncellas―empieza a citar Charles―Por supuesto, tenemos a algunos rehenes de nuestro lado, y desde hace horas mis hombres están intentando quitarles información.

Maldita sea.

―Cuantos solados... Dime cuantos hemos perdido en el ataque, Charles.

―Unos cien... aproximadamente, majestad.

― ¡Maldición! ¡Me lleva un demonio! ―mi puño impactó contra la madera del escritorio, resonando en todo el lugar―Esto es jodidamente inaceptable.

―No es todo. Hay mujeres y niños allí afuera... Ellas están esperando habar con usted.

Lo único que podría haber faltado.

Mujeres llorando y en medio de pánico.

No podía rechazarlas, sabía que mi fama de por sí ya no era tan buena. Debía aparentar serenidad, paz y por sobre todo valentía.

Solté un suspiro en medio de mi cansancio y desesperación mientras el oficial Charles seguía recto y en posición.

―Quiero ver a tus rehenes.

Cuando levanté la mirada hacia él, estaba confiado de que lucía mucho más seguro de mí mismo, y este entonces Charles decidió contestar:

―Yo no lo considero prudente, mi señor.

―Yo no consideraría prudente retar a tu rey, Charles. Así que será mejor que me lleves junto a esos malditos rehenes.

Su mirada azul estaba luchando con la mía, pero definitivamente ganaría. Todo aquel que no sepa con quien meterse puede considerarse un gran idiota, y tenía muy seguro de que este hombre no lo era.

Debía permanecer recto en mi posición y todos estarían hechos unos ovillos a mis pies, sumidos en la lealtad como debería de ser.

―Claro que lo llevaré, majestad―su voz es apenas un suspiro cansado, y algo en él empieza a ser demasiado raro.

Reí un poco antes de volver a mirarlo fijamente.

Esta vez debería dejar de ser tan idiota y bondadoso con cualquiera a mi paso, eso era algo jodidamente estúpido. Nadie nunca se postraría ante un rey tonto y manejable.

Si esto era lo que sospechaba... Una conspiración de mi propia gente se estaba desatando en mi campo de batalla, y cuando esto pasa ya no existe nadie en quien confiar.

―Espero, Charles, que no estés queriendo ocultar nada―lo miré mientras arqueaba las cejas.

―Yo solamente estoy cumpliendo con mi deber en avisarle que estos chicos son bastante agresivos, majestad.

Si.

En este soldado había algo más raro de lo que creía.

Sentía como los nervios de él empezaban a alborotarse, entonces solté una pequeña carcajada para caminar a su lado, lento y firme.

―No debería yo preocuparme por eso, Charles. Estás siempre tú, y claro, los hombres que te quedan para proteger al rey ¿No es así?

Su mirada estaba fija en la pared. De su rostro se escurrían gotas de sudor, y sus labios estaban firmemente prensados entre sus dientes. Lucía como un completo inepto.

―Claro, mi señor. Siempre estaremos a sus órdenes.

Y entonces me llevó hasta aquellos infames traidores que alguna vez creí mis súbditos.