Capítulo Quince

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Capítulo Quince

Devastado.

Eso es... Me hallaba devastado.

Había pasado ya casi una semana desde que la guerra civil comenzó. Las áreas más afectadas fueron las del Norte, que estaban en combate sin descanso. Los rebeldes habían tomado algunos de los accesos marítimos y recibían municiones desde un punto desconocido.

Me encargué personalmente de analizar las tácticas y los planes de batallas con el general Lynch. Hemos llegado a un buen número de soldados perfectamente preparados para liderar las tropas, pero por sobre todo para informar a cerca de todo.

Los visitantes extranjeros se habían retirado dos días atrás. Todos convencidos de iniciar la guerra en sus respectivos reinos. Junto con ellos salieron del país algunos cuántos del servicio de inteligencia para activar el espionaje en las otras vallas, de manera disimulada.

Todo el pueblo estaba de acuerdo en que la guerra era inevitable. Tanto para perdurar la monarquía cómo para hacerla caer, no importaba demasiado el fin, pero este era el resultado fijo de una situación insostenible.

El palacio estaba rodeado de guardias a todas horas y había una escuadra de guardias a mi alrededor siempre. Uno de esos soldados era Aspen Leger... Encargado general de la seguridad del palacio y de la familia real.

Él parecía un témpano de hielo, incluso más que yo. Todo el tiempo llevaba el ceño fruncido y la mirada aparentemente perdida, pero lo cierto es que él sabía muy bien lo que hacía.

Ahora más que nunca empezaba a tenerle cierta confianza a Leger... Aunque aún me debía explicaciones acerca de la selección.

Mi mente estaba muy dispersa y mi enfermedad no había mejorado, pero aún así seguí teniendo presente a América en todos los pasos que daba. No había hablado si quiera con ella desde la noche que pasamos juntos, no me atrevía a buscarla... Me prometí que ya no lo haría.

Me levanté luego de un largo rato de estar sentado mientras escuchaba al general Lynch a una velocidad sobrehumana.

―Despacio, Lynch. Tengo un montón de cosas en la cabeza― le dije tranquilo.

― Lo sé, su alteza. Pero es importante que usted sepa cada detalle de todo...

Asentí.

Caminé directo a la cantina y tomé mi habitual copa de vino.

― ¿No es muy temprano para beber, su alteza? ― Lynch bromeó.

Sonreí.

―Si no tomo esto me volveré loco...

Lynch era alguien de extrema confianza. Hijo de la hermana de mi madre, convertía a Gerald Lynch en mi primo hermano y casi el único contacto con la familia de mi madre. Nos conocíamos desde pequeños y habíamos estudiado juntos en algunas ocasiones. Mi madre de encargó de su educación siempre...

Él se parecía mucho a ella... Llevaba sus ojos y también su carácter decidido. Era cómo si fuera su propio hijo. Había veces en que yo mismo dudaba de que ella amase más a Gerald que a mí, pero era ilusiones de niño.

― Sé que estás bajo presión, Maxon... Pero deberías controlarte con la bebida. Tampoco es buena para tomar decisiones― murmuró.

― Para juzgar mis decisiones te tengo a ti, Gerald ―musité luego de un trago de vino.

Saboree un poco el vino en mi boca antes de bebérmelo. Era exquisito...

― No siempre me tendrás. Pronto iré al norte y entonces tendré que dejarte al mando junto con tu padre...

Sin (A Kiera Cass Novel FanFiction) #WWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora