Capítulo Uno

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Capítulo Uno

Algún día terminaría enloquecido por la presión que imponían todos sobre mí; mi padre diciéndome y exigiéndome cada vez más, Kriss o la preocupación de los rebeldes acabarían con mi cordura. Mi paciencia ya llegó a un límite, y no pensaría esta vez en los demás antes que en mí mismo.

Ahora quiero hacer algo que valga la pena para mí, algo que realmente me haga sentir que soy el único que importa unos instantes, ¿Es malo pretender ser amado? Dudaba terriblemente de todos aquellos que me habían profesado cariño, tal vez era un cariño hacia la corona y hacia el poder.

Desde hacía ya tres años que terminé con la selección... Pasaron tres años desde la última vez que me sentí realmente acompañado.

Echar a América Singer de mi vida, fue probablemente el error más grande de mi existencia y de lo que más me arrepiento. Aún seguía herido por su traición, pero al mismo tiempo seguía presente en mí su mirada triste y llena de dolor cuando le propuse compromiso a Kriss. América era alguien que a pesar de todo no perdía la esperanza, y yo le había arrebatado la última pizca de ella.

El alma se me estrujaba de solo pensar que ahora ella podría estar casada con otro hombre, llevando en su vientre los hijos que podían haber sido míos... Lágrimas de rabia eran las que soltaban mis ojos al pensar en ello. Dolía tanto como una daga enterrada en el pecho.

La única manera de sentirme querido a estas alturas, era ser papá de una criatura que no sabría cuántos errores había cometido, alguien que no me juzgaría, pero sí se enorgullecería de mis acciones. ¿Hace ya cuanto tiempo que nadie está orgulloso de mí? América siempre lo estaba en cuanto le platicaba de mis proyectos; pero en el fondo sé que ella estará más que decepcionada ahora mismo. Ella esperaba que yo aboliera las castas en algún momento.

Las razones por las que ni siquiera intenté acabar con aquellas castas eran mi rabia, y el deseo de ser superior a todos. Todos bajo mi poder, bajo mi criterio y respetando mis leyes a menos que quieran perecer.

Prefería ignorar completamente el momento en el que había dejado de pensar con honestidad, claridad e igualdad. Una vez que me nombraron rey, mi padre se encargó de hacerme ver que absolutamente nada era color de rosa, que todo tenía su precio y que cada cosa debía ser mantenida en su lugar cueste lo que cueste...

—Su majestad, el rey Clarkson solicita su presencia en sus aposentos—un guardia interrumpió mis pensamientos, y en su mirar podía ver aquel temor. La sensación de saber que era yo quien lo causaba era demasiado placentera.

Olvidé por completo que estaba solo en el gran comedor, tomando los alimentos del día sin que siquiera mi esposa me acompañara. La soledad era algo horrible.

—Lárgate—inmediatamente el guardia se retiró luego de hacer una reverencia.

Con molestia fui hasta mi padre, y en cuanto lo vi parado frente a un ventanal con una mirada perdida decidí que era mejor tratarlo bien. Seguía siendo mi padre después de todo.

—Padre—saludé.

—Maxon, es una suerte tenerte por aquí hijo—se giró hacia mí, y me dedicó una sonrisa demasiado extraña viniendo de él.

—Si usted quisiera, padre, vendría junto a usted cuando lo desee—el respeto que le tenía desde siempre, fue mucho más fuerte que mi odio.

Algo que odiaba con el alma: Algunas personas sabían qué hacer para controlarme. Específicamente; mi padre, y en algún tiempo lejano lo hizo América.

Sin (A Kiera Cass Novel FanFiction) #WWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora