Capítulo Ocho

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Seguía pensando en aquella discusión con América y en todos los secretos rebelados aquella misma tarde. Ya estaba de pie frente al escritorio de mi padre, pero esta vez con la mente más clara que nunca.

—Este problema es demasiado profundo como para darle una solución rápida... Me temo que esto debe terminarse de raíz—dice mi padre

Me molesté un poco ante su mirada llena de rabia hacia mí, pero como siempre no dije nada estando en su presencia.

—El único inconveniente, padre, es que esa raíz se trata de nuestro mismísimo pueblo. No podemos mandar a todo a prisión, y ciertamente la mayoría está colaborando...

— ¿Cómo podrías saber tú quienes están implicados?

Él me estaba retando con la mirada... Siempre lo hacía, y yo siempre caía.

—Pues solo sé que hubo una gran epidemia y nadie nos había informado; así que eso debería ser porque gente del palacio mismo está faltando a su juramento y falsificando papeleos de todos los hospitales de Illéa, ¿Y por qué no los demás puestos públicos?

Sus ojos se ampliaron con alguna emoción firmemente retenida en sus pupilas. Enseguida empezó a tirar papeles al piso mientras buscaba impacientemente los informes de hospitales.

—Esta guerra va a seguir padre...—mi corazón latía rápidamente de solo pensarlo—Y creo que de cierto modo... Es inevitable.

—Cierra esa maldita boca—gruñó mientras golpeaba con fuerzas el escritorio.

No me inmuté siquiera ante su violencia, en cambio él se cubrió el rostro con frustración.

—Siempre pude hallar la maldita solución, así que será mejor que te pongas a trabajar en una, Maxon.

— ¡El pueblo entero ya no nos quiere aquí! —estallé— ¡Ellos mismos se están rebelando ante nuestros pies!

— ¡Eso siempre ha pasado! ¡Y siempre hemos hallado la salida! —gritó mientras me apuntaba con un dedo en desprecio—Los que el pueblo realmente necesita es una distracción... ¡Y tal vez si tu maldito heredero al menos estuviera en camino aplacaríamos esto un poco!

—No serviría de nada—murmuré—Esto ya no se trata de distracciones.

Él corre a paso rápido hacia mí y sin dudarlo un segundo me toma de la camisa mientras acerca su rostro amenazante. Tomé sus manos con fuerzas mientras trataba de apartarme. Estaba harto. Ya no podría gobernar tras una máscara con mi nombre... Esto estaba pasando por no saber tomar decisiones, y tal vez si esos caminos hubiesen sido completamente míos no estaríamos aquí.

Este era mi reinado.

La furia estalló dentro de mí, y aquella blanca sumisión de años había desaparecido. Lo empujé con todas las fuerzas que tenía, apartándolo de golpe. El cayó sobre el escritorio con la respiración entrecortada y la mirada asesina.

—Ya basta de todo esto, padre—por fin me decidí a decir—Este es mi reinado, y necesito que me dejes encontrar mis propios caminos. SI no te gustan, pues lo siento mucho—escupí con una sonrisa.

Lo dejé allí... Lo dejé solo y esperaba que alguna de aquellas palabras las respetara, pero sabía muy bien en mi interior... Que esto no sería tan fácil.

Empezaría a buscar aquella bendita solución... Y lo haría así me costara la vida entera.

#

Mientras los rayos del sol se esfumaban por el horizonte, América entró a mi habitación con una bandeja repleta de medicamentos y aperitivos. Ella no me dirigió la mirada al entrar, pero yo no podía apartar mi mirada carnal de su figura envuelta en una fina tela de ropa de cama.

Sin (A Kiera Cass Novel FanFiction) #WWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora