Capítulo Catorce

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Nota: No sé quienes aún me estarán leyendo luego de tanto tiempo. Voy a terminar la historia para ustedes, y espero sea de su agrado. 





Los soldados se alinearon frente a mí e hicieron una reverencia.

Apenas podía mantenerme de pie, pero trataba de no hacerlo notar. Sentía las miradas de todos sobre mí, tratando de encontrar un ápice de vida en mi mirada... Tal vez algún gesto exhausto. Pero no, yo no puedo mostrar debilidad.

Repasé mis palabras mentalmente antes de abrir la boca:

― Decidí hacer esta reunión primero con ustedes ― aclaré mi garganta alejándome un poco del portavoz ― Porque siento que un tema tan delicado como este primero debía estar a criterio de los más fieles soldados que juzga el general de Illéa, y de todos los servidores de la misma...

Eran más millones de soldados en filas interminables... A mi lado tenía al general Lynch firme y al otro a toda la burguesía y realeza extranjera y de Illéa. Llevaba días planeando esta reunión, pero aún así lograba flaquear un poco ante lo que vendría.

Busqué con la mirada entre la servidumbre ― que se hallaba a un costado de los guardias― a América Singer. Aquella mujer que robó por completo mi atención desde la primera vez que la vi. Estaba allí segura también, sosteniendo a su pequeño sobrino entre sus brazos... Tenía los ojos tan fijos en mí que era casi imposible no notar la conexión que teníamos.

Ella era mi mujer...

― Hay para el futuro Illéa muchos cambios... Pero no os alarméis, todo esto va para bien. No quiero que dudéis de que estaré con ustedes, en todo momento para apoyarlos, porque eso soy... ¡El rey y protector de Illéa!

Los plebeyos que se hallaban detrás de la multitud de soldados soltaron gritos salvajes de apoyo mientras que los uniformados se limitaron a apoyar con las palmas.

Me sentía casi sofocado, pero tuve que contener mis ganas de gritar.

― Cómo ustedes ya saben ― continué ― Illéa estuvo atravesando momentos muy difíciles a raíz de las rebeliones. Yo traté de ocuparme de ello, pero no he conseguido ningún avance... Y es que, pueblo mío, esto ya no es guerra de nosotros solamente.

Hubo un silencio, todos estaban expectantes de mis siguientes palabras.

Por primera vez sentía miedo... miedo de una decisión.

― Esto no tiene que ver con nosotros, no con las ideas de nuestro pueblo. No se confundan. Hay gente entre nosotros, gente extraña a nuestras costumbres y leyes que están llenando la cabeza de los más vulnerables, y esto está sucediendo en reinos vecinos tanto cómo aquí... Y para esto ya no existe una solución pacífica.

Disimuladamente posé mi mirada sobre América de vuelta.

Parecía asustada.

― Tendremos que entrar en guerra civil en contra de los rebeldes... ¡Por el bien de Illéa!



Cuando me hallé sólo en mi habitación empecé a respirar correctamente. Sostenía mi copa de vino en una mano mientras ojeaba los tratados de alianza con la otra.

Estaba listo. La guerra comenzaría dentro de mi propio reino.

No sabía muy bien como financiaríamos los armamentos y viandas de los soldados, pero la reina de Inglaterra me había dejado tranquilo con que ella nos ayudaría en los primeros tiempos a cambio de yerbas medicinales que cosechamos en el Norte de Illéa.

No hallaba solución. No podía existir manera de llegar a un acuerdo, porque ellos lo querían todo. Ellos, los franceses.

Querían la corona en sus manos y no se detendrían hasta conseguirlo. Ellos querían mi sangre corriendo por los suelos de mi palacio.

En cuanto me di cuenta de que estaba acorralado, tuve que tomar la decisión de desatar el caos. Mi momento de apostar con valentía o perder en mi cobardía.

En el pasado ya lo perdí todo... No tenía absolutamente nada. Sólo puedo anhelar el bien de una mujer que me odia... pero a la que yo amo con todo mi corazón. Y es que en el pecho seguía doliendo lo que en mi inocente juventud pude dejar ir; mi manera tan cobarde de nublar mi vista y negarme a escuchar.

América no me mintió. Ella se entregó a mi siendo una virgen.

Nunca estuvo con Apen Leger.

Y yo crucifiqué mi felicidad y mi amor por un arranque de furia desmedida y un orgullo devastador...

"Maxon, espero que encuentres alguien que te haga sentir que no puedes vivir sin ella. De verdad. Y espero que nunca experimentes lo que puede ser vivir sin esa persona, todo el esfuerzo que conlleva" ella me había dicho durante la selección.

Aunque se sintiese cómo hace una eternidad... Al recordar sus palabras era cómo tenerla de vuelta aquí a mi lado.

Y sí, América. Te encontré... Y peor aún que vivir sin ti, tengo que aprender a vivir contigo y sin tenerte. Ya nunca más te haré daño.

Daré mi vida entera por protegerte. 

Sin (A Kiera Cass Novel FanFiction) #WWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora