Prólogo

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Prólogo

-Veo que estas mejorando, cariño-murmuré hacia Kriss

Ella se giró para verme a los ojos, aquellos ojos que se veían tristes y duros desde el día de mi coronación en donde, dejándome llevar por un impulso me casé con alguien a quien no amaba.

El rostro de ella estaba pálido, y todo el color de las mejillas había desaparecido desde que una enfermedad desconocida la invadió.

-Si, Maxon-débil y perdida me respondió

-Debemos estar a solas-

- ¿Por qué habríamos de hacerlo? ¿Ocurre algo acaso?

-Si, Kriss-algo cansado de recordarle el asunto, exasperado e impaciente me alejé de ella-Sabes que hay algo demasiado importante que debemos hacer-odiaba mencionar aquello como una obligación; pero el pueblo dudaba de sus reyes por el hecho de no tener un heredero.

Admito que no me importaría esperar por él, pero Kriss ni siquiera tenía intenciones de intentar tenerlo. Comprendía su enfermedad, pero... ¿Negarme mi derecho como esposo suyo por más de dos años era algo justo para mí?

Pareció haber recordado, porque su ceño pasó de estar fruncido o confundido, a estar tenso y enojado.

-No me siento con ganas de aquello, Maxon-farfulla mientras gira la cabeza, negándome una vez más.

-Kriss, esto ya no puede seguir así-su tono despreocupado y algo cansado era exasperante para mí-Es una situación demasiado complicada para mí.

- ¿Por qué no tenemos relaciones? ¿Es eso, Maxon?-ataca, y me mira nuevamente pero ahora con ánimos de guerra.

Era ya una costumbre, sin embargo no recordaba que pelear fuese tan desagradable... Con América no lo sentía así, porque sabíamos que seguíamos siendo los mismos todo el tiempo. Kriss y yo en cambio, habíamos cambiado demasiado.

-No es el hecho el que me molesta, Kriss. No pienses que-

-Vete a buscar una dama de compañía, entonces-escupe con amargura

-No se trata de eso, Kriss-empecé a alzar la voz, y ella en su defensa se puso de pié para dirigirme una gélida mirada. ¿Cuándo permití que sobrepase mi poder? No había dejado que ni siquiera América pisotee mi orgullo, y aquí esta Kriss-Lo que me molesta es que tú no quieras cooperar conmigo, ¡Eres mi esposa! ¡Y ni siquiera hay un día en que me abraces o consueles!

- ¡Estoy demasiado ocupada haciendo mis deberes! ¡¿Eso no es suficientemente importante para excusarme?!

- ¡No justificó a ninguna de las reinas que vinieron antes de ti!-

- ¿Me vas a comparar, Maxon? ¿Con quién? ¿Con tu madre?-sus ojos empezaron a aguarse y empalideció.

La enfermedad de Kriss era misteriosa, y atacaba en los momentos más inesperados. Los médicos le daban reposos largos, por lo que su excusa "del trabajo" hizo que se me erizara la piel de pura rabia.

Respiré hondo decidido a contarle a Kriss la única solución al asunto.

-Creo que debemos terminar con esto de una maldita vez-

-Claro que debemos-me interrumpió

-Bueno, creo que debes saber que mi padre, me ha dicho que la descendencia es algo demasiado necesario, Kriss. No es algo de lo que tú o yo podamos escapar-

- ¿Ahora todos ellos controlan mi vida? Maxon, el ya no está en el poder-

-Pero tiene razón-le corto en un gruñido.

- ¿Es por eso que intentas tener intimidad conmigo?-una lágrima ecapó de sus ojos, y entonces empecé a sentirme culpable.

-Kriss, solo busco el bien del pueblo...

- ¿Destrozando mi cuerpo? Maxon, yo no puedo tener hijos ahora-llora-Y no sé como hacértelo entender...

El médico me había dicho que mientras la enfermedad no estuviera al acecho, ella podía concebir todos los hijos que quisiera.

-No fue lo que el médico platicó conmigo-

-No es lo que él diga o opine, es como me siento yo al respecto-murmura antes de tirarse al sillón llorando en pequeño hipos.

-Deberías intentarlo conmigo, cariño-acaricio la idea por un momento. Un niño mío corriendo por el palacio, llamándome como siempre quise ser nombrado: papá.

Me quedé en silencio esperando la respuesta de ella, pero cuando me miró fijamente con una mirada llena de impotencia y furia me di cuenta que no lo había conseguido. Ella negó con la cabeza mientras quitaba las lágrimas de sus mejillas.

-No quiero hacerlo, Maxon...

Mi impotencia estaba sobrepasando los límites humanos. Yo había escogido probablemente a la peor de las candidatas en aquella selección. No era para nada como esperaba que fuera... No era como esperaba que fuera mi vida con América.

Le sonreí sínicamente, y entonces si me planté duro con ella.

-Pues debo encontrara una solución, Kriss. SI tú no me das un hijo, buscaré a alguien que si quiera tenerlos; y entonces deberás aceptarlo como tuyo-gruñí

Se sobresaltó en el sillón, y mirándome de nuevo desafiante agregó:

-Eso es cruel, Maxon-su voz se rompe a medida que pronuncia las palabras, atónita de las mías.

-Es lo que me orillas a hacer-

-Ninguna mujer entregaría a su hijo, Schreave-de pronto, ella es la que ruega en la conversación-No hagas algo tan horripilante...

-Tú no sabes lo que puedo hacer con el poder de un rey, Kriss-reí-Y creo que luego de esta charla, ya no tengo nada que tratar contigo por el momento-me pongo de rodillas en una reverencia sarcástica de plebeyo-Me retiro, mi reina.

Me dirigí hacia la salida, tratando de analizar mejor las palabras salidas de mi propia boca hace minutos. Crueles, insensibles y hasta frívolas... ¿Cuándo llegué a parecerme tanto a mi padre? ¿Por qué siento un vacío enorme?

La voz rota de Kriss me detiene antes de marcharme.

-Maxon-lloriquea-No me digas quien es la mujer, no me lo cuentes nunca. Esto solo será culpa tuya, y quedará bajo el duro criterio de tu conciencia-

Ni siquiera me giré para devolverle la palabra, y solo murmuré casi inaudible.

-No te preocupes, mi reina-

Aquellas palabras que, alguna vez pensé que diría con cariño para alguien... Se convirtieron en algo denigrante para mi esposa y para mí.

Sin (A Kiera Cass Novel FanFiction) #WWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora