Capítulo 7.

6K 825 224
                                    

Cuando me senté, él no estaba, casi quise hacer un puchero pero me contuve.

A los diez minutos entró con su bastón, el profesor debía estar informado de ello, porque no le dijo nada.

Él tanteo con el largo palo hasta llegar a nuestras mesas, tocó el borde y sonrió - Hola Valen.

Fruncí el ceño - ¿Cómo sabías que era yo?

-Tu olor- dijo sin más y yo me preocupé, creía que olía desagradable - Este es mi sitio- sonrió tocando una marca en la mesa y yo le miré - Lo siento llego tarde.

-¿Por qué?

-Suelo quedarme unos minutos más después de que suene el timbre para no tener que chocarme con mucha gente en el pasillo - sonreí despacio.

-Puedo ayudarte con eso - demandé.

-Eso sería genial - sonrió entretenido buscando algo en el armario de al lado.

-¿Mi olor?- intenté sacar el tema de nuevo discretamente al cabo de unos minutos.

-Sí, hueles muy bien - sonrió con la cabeza dirigida al frente y mi corazón se contrajo para luego empezar a later como un loco - tú pelo huele a frambuesas y coco- dijo alegremente y yo recordé la foto que estaba en el bote de champú - Tu piel huele a perfume, no sé cual es, pero es agradable - sonreí despacio.

-¿Reconoces a la gente por su olor?

-Normalmente- afirmó.

-¿Y si alguien huele igual que yo? - la gente estaba haciendo el trabajo pero no me importaba lo más mínimo.

-Bueno, todos tenemos un olor característico - sonrió - Pero entonces sólo tendría que escuchar tu voz - sonreí como una tonta. -¿Puedo preguntarte algo?- dijo girándose hacia dónde yo estaba, sus ojos no estaban desviados ni nada por el estilo, eran agradables, tanto como él.

-Siempre que quieras- dije sin más.

-¿Cómo eres? - enrojecí de pies a cabeza y me alegré de que no me pudiese ver en estos momentos.

-Yo... hmmmm... Mi pelo es castaño oscuro, mi piel es pálida, mis ojos son azules.

-Deben ser hermosos- susurró.

-¿Por qué? - pregunté y él sonrió.

-El color preferido de mi mejor amiga es el azul, debe ser un color bonito.

-Es bonito, es mi color favorito junto al negro- sonreí.

-Mi color favorito también es el negro, es el único que puedo ver- bromeó y yo sonreí.

-El mar y el cielo son de color azul.

-¿Tus ojos son como el mar?

-Podría decirse...- me puse nerviosa.

-La gente dice que tengo los ojos verdes- sonreí - Dicen que son bonitos.

-Lo son- afirmé - Son muy bonitos - añadí mirándolos.

-Debe ser bonito mirar a alguien a los ojos y que sean bonitos - rió por usar la misma palabra tantas veces y yo sonreí - ¿Puedo tocarte?

Fruncí el ceño - Sí - susurré y él llevo una mano a mi pelo, enrojecí más si era posible y él repasó mis cejas.

-¿Castaño es claro?

No entendí la pregunta hasta unos minutos - Castaño es un color oscuro normalmente, es marrón... como el chocolate, la madera y el café.

-La mesa es de madera- sonrió tocándola y repasó mi nariz con otra mano - Creo que eres guapa - finalizó su expedición y yo pestañeé.

-¿Cómo?

-Sí, eres amable, me ayudas, me explicas las cosas, tienes una nariz fina, un pelo oscuro y unos ojos de mar - sonreí como una boba y agaché la cabeza como una estúpida - Pero te contaré la verdad - volví a mirarle - Ayer cuando Alice me llevaba, Alice es la chica con la que hablaste ayer - puntualizó - La pedí que me describiese como eras - sonreí despacio - Dice que eres hermosa, y que tienes una sonrisa muy blanca y cuadrada , no sé como es el color blanco pero supongo que es agradable que alguien tenga los dientes blancos - se encogió de hombros.

-Tú los tienes muy blancos - jugué a su favor y él sonrió.

-Ayer estuve pensando - arrugó su frente y le miré - Siento que conozco tu voz de otra ocasión...- agaché la cabeza confusa - ¿Por casualidad este verano has estado visitando el hospital Capitol Hill?

Sentí que mi estómago se cerraba y unas fuertes ganas de vomitar, no quería mentirle - Sí, estuve allí.

-Te oí varias veces- susurró - ¿Qué pasó?, ¿Algún familiar se puso enfermo? - cogí aire.

-No- no me gustaba por dónde iba esta conversación.

-¿Entonces?

-Yo estoy enferma - susurré y él agachó la cabeza.

-Vaya, lo siento - murmuró - ¿Qué tienes?

-Yo... preferiría... no hablar de eso...- dije con tristeza y él sonrió.

-Ojalá fuese sordo en vez de ciego, no debí haberte escuchado y tampoco debí haber preguntado - hizo una mueca.

-No, no digas eso - dije mirándole, no podía ser tan buena persona.

-Aun que tu voz es agradable - tanteó la mesa hasta encontrar mi mano y le dió un suave apretón.

-¿También te acuerdas de todas las voces que escuchas? - él sonrió y negó - Yo no me acuerdo de todas las cares que veo- me encogí de hombros.

-No, pero te escuche repetidas veces - averiguó por dónde iba y sonreí - ¿Qué estudias? - preguntó.

-Fundamentalmente letras .

-Yo artes audiovisuales - le miré y soltó una gran carcajada - ¡Es broma!, ¡Aun que sería divertido poder ver una película! - solté todo el aire de mis pulmones y sonreí ampliamente - ¿Puedo preguntarte algo?

-Siempre que quieras- repetí.

-Estás sonriendo, ¿verdad?

-Sí, ¿Cómo lo sabes?

-No sé, lo siento - dijo con una gran sonrisa y enrojecí - Me gusta que lo hagas - asintió y agaché la cabeza - Si tus ojos son de mar, tu pelo de madera y tu nariz de piedra seguro que tus dientes son blancos como la nieve, no deberías dejar de sonreír nunca, la nieve es hermosa, todo el mundo lo dice. 

Zack, ¿Tú me quieres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora