Capítulo 15.

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-Básicamente aquí puedes comer lo que quieras en la cantidad que quieras- dije entrando despacio en el buffet libre -Te enseñaré los colores así, te lo prometo- asentí y él sonrió.

Nos sentamos en una de las mesas y solté todo el aire - Bien, te vendaré los ojos.

-¿Pero qué...?

- Shh- mandé quitando mi bufanda y atándola al rededor de sus ojos.

-Oye... llevo sin ver desde que tengo memoria, no me agrada que esto vuelva  a suceder.

-Por favor, calla- dije poniéndome en pie- No te muevas de aquí- negó y asentí vigilandole .

Di media vuelta y volví cargada de platos - Lo verde no suele estar muy rico - hice una mueca - Pero es sano- asentí despacio cogiendo el tenedor y cogiendo un poco de lechuga - Abre- lo metí en su boca - Lechuga, verde, como tus ojos- corrí el plato - Abre- volví a pedir - Manzana, roja- él sonrió despacio - Esto estará frío - anuncié acercando una pajita - Granizado, azul- él movió la cabeza en negación.

-Se me congeló el cerebro, no me gusta el azul, ¿enserio es tu color favorito?- me reí.

-Naranja- acerqué la pajita- Es de color naranja, y se llama naranja, así que - me encogí de hombros con simpleza - Ahí va el blanco- acerqué un tenedor con arroz - No olvidemos el rosa- cogí una cuchara de yogur de fresa.

-Hmm.. rico- dijo con una sonrisa.

-Tenemos marrón- sonreí partiendo un poco de filete - Y tenemos la piel del pescado, que es gris- asentí y él puso cara de asco - Y ahora... un poco de todo amarillo- sonreí negando - Pizza, adelante- abrió la boca.

-¿¡La pizza es amarilla?!

-El queso de la pizza sí lo es- asentí - Sopa, amarilla- anuncié con la cuchara - Patatas fritas, ¡Amarillas!

-¡Amarillo es mi sabor preferido!

-Pasta, amarilla- sonreí despacio- Plátano, amarillo, limón, cuidado, ya sabes lo que pasa- él sonrió y yo sonreí a la par - Este es una de mis comidas preferidas amarillas... - sonreí tontamente- Maíz- él masticó despacio.

-¡Es dulce! - me reí - ¡Más!- negué y metí otra cuchara en su boca con granos de maíz.

Él se quitó mi bufanda y yo suspiré - ¿Cuál es el maíz?- preguntó mirando a toda la mesa- Quiero saber cual es el color amarillo- solté todo el aire de mis pulmones y señalé lo que me pidió.

Él se quedó mirándolo, un minuto, dos, siete...

Tragué saliva y él recolectó todo lo amarillo en su plato - Amarillo es mi comida, sabor, olor y color favorito- sonreí tontamente.

Y miré hacia otro lado con la cara roja, mala idea, porque vi a Zack con Sidney cenando.

¿Enserio?, ¿Debían venir hoy?, ¿De todos los restaurantes que hay?, ¿Aquí?

Hablamos de muchas cosas, él sólo sonreía al ver cosas amarillas y me las señalaba, como un niño pequeño que sólo podía darme ternura.

-¿Y te  has enamorado alguna vez...?- preguntó bebiendo de su vaso, era limonada, era de esperar.

-Bueno, no estaría aquí si no estuviese enamorada- dije comiendo pizza.

-No, antes- tragué el pedazo y la dejé caer al plato.

Repasé mis dientes con la lengua, bebí agua y me limpié las manos con una servilleta - Sí- dije sin más.

-¿Y qué ocurrió?

Abrí la boca para decir algo, pero la volví a cerrar sin nada, negué dos veces y miré hacia la mesa de Zack, Sidney le estaba tirando pan y él reía, después, se cogieron las manos por encima de la mesa y las entrelazaron - No ocurrió nada- dije tristemente- Jugué con fuego , y ya sabes que el fuego es un poco amarillo, así que me deslumbre y me quemé- susurré y él llevó la mirada hacia dónde yo estaba mirando.

-¿Y después?

-Te dije que no ocurrió nada, nada de nada- me giré para mirarle- Él estaba enamorado de otra y yo simplemente le empujé a sus brazos.

-¿Por qué?- frunció el ceño - ¿Eso te dolería?

-Porque a veces antepones las necesidades de otros a las tuyas, para no causarles daño ni ser una molestia - negué mirando el plato y removiendo un poco de arroz con el tenedor de un lugar a otro sin sentido alguno.

-¿Él antepuso sus necesidades a las tuyas?

-Nunca- dije tajante y le miré para que se callase - ¿Por qué no cogiste mis llamadas este mes?- intenté salir del aprieto.

-Oh, bueno verás... había una enfermera, ella me entretenía, me hacía reír... era muy agradable , ella simplemente me hacía olvidarme de mis otras necesidades.

¿Soy yo o ese fue el sonido de mi corazón quebrándose?

-Antepusiste a la enfermera guapa que podía verte todo el día a un conversación conmigo de un par de minutos- afirmé asintiendo para creérmelo.

Él asintió sin más y yo enterré las manos en mi pelo - Lo siento, creo que debería irme.

-Está bien, vayámonos.

-No- extendí mis brazos en señal de que parase- Yo me iré- remarqué el "yo" - Además, veo que ya no necesitas mi ayuda, no debes ser guiado.

-No, dale vamos.

-¡Mierda Jesse déjame sóla! - le aparté de mí y él frunció el ceño.

Salieron un par de lágrimas de mis ojos de rabia y de impotencia, de siempre caer en lo mismo - Tú has cambiado.

Él no dijo nada, acercó su dedo pulgar a mi cara despacio y recogió una lágrima de mi mejilla para llevársela a la boca- Hmmm... sabe a mar- susurró.

Fruncí el ceño muy confundida - ¿Estaría mal decirte que me inventé lo de la enfermera sólo para verte llorar? Quería saber si mi color favorito era enserio el amarillo o el azul del mar.

Sorbí mi nariz y me levanté para ponerme el abrigo - Eso fue muy egoísta... uno además de anteponer las necesidades del otro a las suyas nunca quiere ver llorar a la persona que ama.

-Pero Valiente...

-Se me pasará, sólo dame algo de tiempo - negué y dejé el restaurante ante la mirada de Zack, y bueno, del resto del restaurante, pero fue la suya en la única que me fijé.

Zack, ¿Tú me quieres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora