Capítulo 11.

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Jueves. Cuatro y media de la madrugada. Pude empezar a dormir a las tres debido a una gran fiesta que estaba justo en la cara del campus que daba a la ventana de mi habitación.

Si algo se tomaban enserio los universitarios eran las fiestas.

Alguien aporreaba la puerta.

Miré a Océano que gruñó y se giró para taparse con la manta y quedarse dormida de nuevo.

Cerré los ojos, bostecé y abrí la puerta cansada.

-¡Hola buenos días! - Jesse estaba plantado delante de la puerta con una bandeja, fruncí el ceño confusa - ¿Estás visible? Cerraré los ojos- se burló y yo no entendí nada.

Él se limitó a pasar y dejar la bandeja con diversas cosas encima de la mesa donde solía estudiar.

Confusa y sin sujetador ni parte de abajo me acerqué a él.

- Jesse... ¿qué haces? - murmuré soñolienta y él me mandó callar mientras abría un brick de zumo de naranja y lo volcaba en un bowl.

Después echó leche en un vaso y cereales de chocolate en el plato con zumo - ¡Te traje el desayuno! - anunció y yo miré el plato algo perpleja.

Él acercó la bandeja con cuidado a la cama y yo bostecé para frotarme la frente y sentarme con él - Prueba- colocó una cuchara nada cerca de mis labios.

Miré los cereales de chocolate con el zumo de naranja de forma desconfiada - Toma- volvió a mover la mano y no me quedó otra que meterme eso en la boca.

Cerré los ojos fuerte, estaba horrible - ¿Está bueno?

-Sí- mentí intentando sonar convencida, es decir, me había preparado el jodido desayuno no era como para despreciarlo.

-Déjame probar- sonrió y le quité la cuchara.

-¡No! - no le quería desanimar - Es que es tan bueno que no quiero darte ni una cuchara- intenté sonar natural y él frunció el ceño.

-¿Lo hice mal , verdad? -agaché la cabeza.

-Echaste los cereales de chocolate en el zumo de naranja- susurré y él empezó a reírse.

-Dios, ¿y te lo tomaste? ¡Haberlo apartado!

-No, ha sido una sorpresa genial... y además... se supone que es tu cumpleaños, las sorpresas te las debo dar yo- él sonrió.

- Calla - me mandó - Bueno, puedes comer otras cosas - me ofreció un plátano - Amarillo- sonrió.

-Soy alérgica al plátano Jess- susurré y él hizo un puchero.

- ¿Tostadas? - me acercó el pan quemado y sonreí - ¿Estás están bien?

-Un poco negras- decidí ser sincera y él se golpeó la frente. -Está perfecto, sólo rascaré un poco - dije con una sonrisa rascando con el cuchillo y bebiendo el vaso de leche.

Tomé una rebanada de pan por no hacerle el feo y él se limitó a escuchar como masticaba - Necesito ir al baño , ¿Me das un minuto? - el asintió y yo entré para echarme agua en la cara, lavarme los dientes y cepillarme el pelo - Listo - dije con tranquilidad.

-Siento que fuese un desastre - comentó y yo negué.

-Ha sido increíble - dije llevando la bandeja hasta la mesa - Muchas gracias Jess , y ¡Feliz cumplaños! - reposé mis labios en su mejilla y el enrojeció.

-¿Estás vestida? Llegaremos tarde- pulsó el botón de su reloj y la voz robótica soltó un " son las ocho menos cuarto de la mañana"

-Jess... son las cinco menos cuarto de la mañana - susurré y él frunció el ceño.

-Maldito cacharro, lo habré toqueteado sin querer, todo lo hago mal, el desayuno, la hora...

- Eh, Jess, me encantó, enserio - él sonrió despacio y yo acaricié su mejilla - Ven a dormir, anda - le tumbé sobre el colchón y desaté sus zapatos - Hoy vienes muy guapo - sonreí mirando los pantalones marrón claro, la camisa azul y la corbata negra.

-¿Te gusta? Dije a mi madre que me comprase una camisa azul porque es tu color favorito - sonreí y negué acariciando la barba poco poblada que le había crecido de un par de días.

-Tu camisa me encanta.

-Valen- frunció el ceño.

-¿Si?

- Si yo soy amarillo .. ¿De qué color es el chico que te enviaba las cartas? - parpadeé confusa y cogí aire.

-Él es azul...- susurré.

-Pero el azul es tu color favorito, ¿lo es él?

-No, y no quiero hablar de ello - negué y él sonrió.

-Está bien- se encogió de hombros.

-¿Quieres quedarte a dormir? - asintió y me senté al otro lado para quitarte la corbata de forma lenta.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Siempre que quieras - sonreí.

-¿Dónde tienes los labios?

-Pues debajo de la nariz, bobo- me reí y se acercó a mi boca, me eché para atrás riendo y le di la espalda haciéndome la ofendida.

-¿Valen...? - me reí por lo bajo y pasé unos minutos con mi falso enfado.

-¿Puedo preguntarte algo? - me giré despacio y empecé a quitar los botones de su camisa.

-Siempre que quieras - él sonrió.

-¿Dónde tienes los labios? - susurré quitándole las gafas despacio mientras desabrochaba botones y botones.

-Debajo de la nariz- dijo de forma tonta.

-¿Cómo, aquí?- descansé mis labios sobre los suyos de forma casta y me aparté a los segundos.

-Sí, ahí- contestó con una sonrisa y yo le quité la camisa por completo para tirarla al suelo. -¿Puedo...? - preguntó.

-Sólo hazlo Jess - demandé y él se incorporó sobre sus codos para tantear mi cara con sus manos y acariciar mi labio inferior con su pulgar.

-Es la primera vez que hago esto - comentó y depositó de nuevo sus labios sobre los míos, sonreí y apoyé las manos en su pecho para que reposase su cuerpo sobre el colchón.

Coloqué la mitad de mi cuerpo encima de el suyo y empecé a besarle a un ritmo lento y doloroso.

Él tanteó con su lengua mi labio inferior y le di paso para que entrase por completo - No llevas parte de abajo -murmuró.

-Estaba durmiendo - le di a entender y golpeé su nariz con el dedo - Feliz cumpleaños Jess - susurré y él me besó de nuevo.

-Estoy muy seguro de que será el mejor cumpleaños que he tenido nunca. 

-Tu cumpleaños será amarillo Jesse -dije en voz baja y él sonrió.

-Tan amarillo como tú - me apretó contra su pecho y respiré profundo. 

Zack, ¿Tú me quieres? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora