Zack, ¿Tú me quieres?

Capítulo 12.1

-Señorita, lleva usted más de media hora arreglándose - sonreí y miré hacia la puerta, eché cuatro toques de mi perfume en mi cuello y abrí sonriente a Jess - Hmmm, hueles excelente- murmuró y sonreí - Sé que suena loco pero... ¿Podrías echarme un poco de tu perfume en la manga de la camisa? Realmente creo que es mi olor favorito... -cogí su mano con dulzura y dejé que el líquido saliese un par de veces sobre su ropa - Antes creía que mi olor favorito era el del pan recién hecho... pero... hueles... dios...- agaché la cabeza algo emocionada con su confesión.

-¿Qué hay del olor de un libro o de la hierba en primavera?

-La primavera huele divinamente, el olor de un libro es realmente genial, pero el tuyo, dios mío, el tuyo es de dioses, para serte sincero, creo que todas las estrellas del mundo se han reunido sólo para hacer que tu piel huela así, que tu cabello desprenda ese olor, que tu perfume me atraiga tanto - agachó la cabeza- Es como si fuese una conspiración en mi contra, he aprendido a guiarme sólo por tu olor, es como si alguien hubiese hecho ese olor sólo para mí - sonreí despacio y apoyé mi mano en su mejilla.

-Tú también hueles verdaderamente bien- él sonrió.

-Me alegro - canturreó - ¿Nos vamos?

-Ven aquí- le conduje hasta la salida de las grandes puertas de la universidad y miré la moto que estaba aparcada delante de mí - Me la ha prestado mi hermano, es una moto- sonreí despacio - Tengo el carné de conducir pero no lo uso porque no tengo coche, este incluye el de motocicleta también, así que sin problema - él se acercó despacio y tocarla - Ella no es amarilla, lo intenté pero me fue imposible.

-Podrías mentirme y decir que es amarilla- se giró con una sonrisa.

-Nunca te mentiría- negué repetidas veces y él se acercó para tocar el pelo que caía sobre mi cara con delicadeza.

-¿Dónde vamos?

-Ahora lo sabrás, monta- sonreí encendiendo el motor.

-Se supone que es el chico el que tiene que pensar la cita y el que tiene que llevar en moto- hizo una mueca.

-Pues no- sonreí colocando un casco en su cabeza - Yo soy la chica, yo decido, oh, y yo conduzco- él sonrió - No quiero que te sueltes de mi , ¿entendido? - asintió.

Salí despacio y entré en la carretera con cautela, a los minutos él se había soltado de mi agarre y estaba con los brazos extendidos sonriendo al aire - ¡Agárrate, ahora!

-Déjame, es como volar- sonrió - Todo está en la imaginación - gruñí - Como un pájaro

Aparqué y le miré enfadada aun que él no me viese - Hemos llegado- murmuré y él olió profundo.

-¿Es la playa? - quité su casco.

-Sí- él hizo una mueca.

-Odio la playa- mi cara cayó - Es húmeda, hay arena, sal...

-Yo...yo... podemos ir a otro lugar si no te gusta- comenté triste y él empezó a reírse y se bajo.

-¡Me encanta la playa!

-¡Estúpido! - me tiré sobre él como si de un partido de fútbol americano se tratase y caímos ambos a la arena.

Él no paraba de reírse y yo gruñí - No debiste hacer eso - gemí y él sonrió - Tengo todo preparado aquí - negué y me levanté del suelo.

Él lo hizo a los segundos y se colocó a mi lado - ¿Qué haremos?

Tiré de él y le arrastré por piedras y rocas con cuidado - Súbete el bajo de los pantalones - demandé y él gruñó pero al final cedió - Siéntate aquí, y ahora, mete los pies en el agua, estará fría, pero no pasará nada - él farfulló algo que no entendí y acabó por hacerlo.

Tiré algo de pan al agua y esperé - Tienes cientos de peces amarillos rodeando tus pies- comenté en voz baja y el abrió la boca.

-¿De verdad?

-Sí, te están comiendo los pies, bueno, la piel muerta de los pies- él sonrió y cogió mi mano.

-Me hacen cosquillas- sonreí despacio y miré a mis pies, también rodeados de peces de diversos colores.

-El maíz es amarillo, las margaritas campestres también, los patitos de juguete y de verdad al igual son amarillos - susurré- La arena a veces parece casi amarilla, aun que es un tono marrón claro, las avispas son amarillas con rayas negras, las jirafas son amarillas con manchas marrones, junto con los leopardos - él sonrió despacio- Los ojos de mi gato son amarillos, la yema de los huevos cocidos también, las estrellas son amarillas, yo solía pintar a los leones de amarillo- sonreí despacio- Algunos pimientos son amarillos, y algunos escorpiones también, ven - tiré de el para que se saliese del agua y caminé por la arena hasta llevarle a la hoguera que anteriormente había preparado - El fuego es amarillo, verde, azul y naranja - él sonrió despacio y colocó sus manos sobre él, las aparté de un rápido movimiento - El amarillo quema... - le recordé - Aquí - demandé colocando sus manos a una distancia controlada .

-Me encanta el amarillo.

-Espera a ver al verde... es... increíble- sonreí despacio- Tus ojos son verdes- solté la indirecta - Es lo que más me gusta de ti.

-Ellos no hacen la función que deberían hacer, ellos no sirven para nada -enamorarme cada día, eso sirve para mucho, pensé irónicamente - Tú eres mi cosa preferida amarilla.

-Tú también- se acercó a besarme despacio y sonreí antes de reposar mis labios sobre los suyos.

Alguien tiró un cubo de agua en el fuego haciendo que se apagase con una gran chasquido y una nube de humo.

-¿Pero qué...? - murmuré confusa.

-Basta, él se viene conmigo, por las buenas o por las malas- dijo Zack de forma muy seria cogiendo su brazo.

-Estás interrumpiendo Zack.

Hizo caer al suelo a Jess y me levanté para empujarle - ¿Se puede saber qué demonios haces? - le arrastró de los dos brazos mientras Jess pateaba al aire intentando zafarse de su agarre.

Agarré las piernas de Jess tirando de él hacia mí y él de un ágil movimiento se levantó, alzó su puño y acertó de pelo en la mandíbula de Zack.

Zack se quedó asimilando el golpe unos segundos - Te voy a dar tantas hostias que vas a volver a ver- gruñó mientras sangre salía de su labio y apretaba su puño para darle de vuelta el golpe.

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*Tensión*

Bueno, os preguntaré un par de cosas igualmente :

¿Qué temporada de Zack , ¿tú la quieres os está gustando más? , ¿La primera o esta?

Y... Si pudieses recuperar a una persona en vuestra vida... ¿Quién sería?