ALYSSA
Me despierto cuando Joy abre la puerta de la habitación. Intenta entrar sin hacer ruido, pero es demasiado torpe como para conseguirlo. Finjo que no la he escuchado y sigo durmiendo. ¿Qué estará haciendo Sinclaire? ¿Por qué actúa de esta forma? Creo que quiero mandarle un mensaje. ¿Qué dices? Si le has mandado a la mierda y no te ha respondido. Es verdad.
Domingo. Las siete de la mañana y no sé quién coño está dando gritos en la calle. Hace un frio de la hostia, así que me pongo la sudadera que tengo a los pies de la cama, y me levanto para mirar por la ventana.
- ¿Qué pasa? – Pregunta Joy con voz adormilada.
- No lo sé. Voy a ver. – Digo apoyando las rodillas en su cama y abriendo la ventana.
- Joder, cuanta gente. ¿Qué coño hacen? Es domingo. – Dice Joy, poniéndose a mi lado.
- ¿Os habéis enterado? – Pregunta Brit entrando de repente.
- No. – Digo mirándola mientras se acerca hasta nuestro lado y nos imita. - ¿Qué ha pasado?
- Han encontrado una chica muerta.
- Es muy temprano para esas bromas. – Digo riendo.
- No es una broma. – Dice con el rostro serio. – Dicen que se llamaba Kimberly, era de segundo año.
- ¿Estás de coña? – Pregunta Joy sentándose en la cama.
- Que no, joder. Vestiros y vamos.
- ¿A dónde?
- ¡Pues a enterarnos! – Exclama tirándome mis pantalones a la cara.
Salimos al pasillo y vemos a todo el mundo cuchicheando y comentando lo ocurrido. Por distintas conversaciones averiguo, que la han encontrado en el gimnasio. Nos encontramos con Rob y Peter en pijama, hablando con más chicos del equipo.
- Que mal rollo. – Escucho que dice uno de ellos.
- ¿La conocíais? – Les pregunta Brit cuando llegamos hasta ellos.
- Y vosotras también. – Nos dice Rob. – Kimberly Morgan. – Nos mira como si tuviéramos que sumar dos más dos.
- Morgan. – Digo pensativa.
- ¿Kimberly la misma Kimberly que se parecía tanto a Liss? – Pregunta Joyce.
- La misma. – Afirma Peter.
- ¿Qué dices? Pero si era una cría. ¿Habláis de la que decía todo el mundo que si éramos hermanas? – Pregunto atónita.
- Sí. – Dicen los dos.
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Eres mi dosis
Genç Kurgu«-Sonreír un poco no le mataría... -murmura en voz baja y vacilante. -Tiene cinco minutos para terminar el puto examen -susurro en su oído, rozando sutilmente su oreja con mis labios. -Cabrón -dice entre dientes. Puedo ver cómo la piel de sus brazos...