STEPHEN
- ¿Otra vez con ella?
- Sí, Kenny, sí. Otra vez con ella. – Respondo cuando me dejo caer en la cama del hotel. – ¿Jugáis al final o no?
- No.
- ¿Y cuando nos vamos?
- Esta tarde. A las siete hay que estar en el aeropuerto. ¿Qué habéis hecho?
- ¿Quién?
- Mi abuela y tú. – Dice con sarcasmo. – La niña y tú, cojones. Perdón – añade cuando le miro –, Alyssa y tú.
- Nada. Solo he ido a ver que tal estaba.
- Mentira. Tío, se cuando mientes.
- Que te jodan. – Digo riendo.
- Eso es lo que tu has hecho con ella, seguro. – Responde riendo también.
- Pues no, no nos hemos acostado, si es lo que quieres saber.
- Todavía.
- Todavía. – Repito sin darme cuenta.
- Madre mía, madre mía. Colega, te estas metiendo en una de la que no vas a poder salir. Lo sabes, ¿no?
- Lo sé.
- ¿Y te da igual?
- Sí.
A las cuatro de la tarde, después de meter todo en el autobús y de responder a unas cuantas preguntas de la prensa, vamos al bar del hotel a tomar algo y matar el tiempo. El entrenador se quedará ingresado varios días más, aunque ya esta fuera de peligro.
Mientras los chicos hablan sobre cómo le habrían dado una paliza a Portland, a mí me llega un mensaje. ¿De quien? Vaya pregunta.
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Mills: Que sepas que eres un gilipollas y que pienso cambiarme de clase para no tener que volver a verte.
Yo: Nena, no te enfades, venga.
Mills: Que no me llames nena como si fuéramos algo. Ya has dejado clarito que no quieres nada.
Yo: Te he dicho que no quiero nada serio, no que no quiera nada contigo.
Mills: No pienso ser tu putita.
Yo: ¿Ah, no? Es broma, es broma jajaja.
Mills: Dios, es que no te soporto.
Yo: ¿Y por qué me escribes?
Mills: Gilipollas. Pienso borrar tu número.
Yo: No vas a hacerlo.
Mills: ¿Por qué estas tan seguro?
Yo: Porque sé que te gusto demasiado como para ser capaz de hacerlo. Solo eres una niña con rabietas y un poco bipolar, pero sé lo que sientes por mí.
Mills: ¡Eres un creído!
Yo: ¿He dicho alguna mentira?
Mills: No voy a responderte más. Adiós.
Yo: ¿Cómo vas a volver a Charlotte?
Mills: No es tu problema.
Yo: ¿Quieres volverte conmigo? Me marcho a las siete.
Mills: ¿Contigo, cómo?
Yo: ¿No decías que no ibas a responder más?
Mills: Eres un capullo. No necesito tu ayuda, puedo ingeniármelas perfectamente para volver. Puedo hacer dedo y que cualquiera me recoja.
Yo: Ni de coña. Estate preparada a las seis y media.
Mills: ¿Tanto te preocupa que vaya con cualquiera?
Yo: No voy a dejar que te montes en el coche de un maldito pervertido para que te haga Dios sabe qué.
Mills: Así que te gusto. Lo sabía😁.
Yo: Es usted muy lista, Señorita Mills.
Mills: Tengo momentos.
Yo: A las seis y media. Ni un minuto más. ¿De acuerdo?
Mills: No, ya te he dicho que voy a hacer auto-stop.
Yo: Alyssa Mills, como se te ocurra hacer eso, te juro que pienso recorrerme el puto país hasta que te encuentre.
Mills: Mike dijo eso mismo antes de que me marchara...
Yo: No me compares con ese hijo de puta.
Mills: No lo hago. Solo me ha recordado...
Yo: Lo siento. No era mi intención, solo que no quiero que hagas eso, joder. ¿Puedes ser obediente, por una vez, y estar preparada a las seis y media?
Mills: ¿Por qué debería hacerlo?
Yo: Alyssa, te estoy pidiendo amablemente que me hagas caso. Y yo no pido las cosas dos veces.
Mills: Pues ya van tres o cuatro, jajaja.
Yo: Seis y media.
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Eres mi dosis
Teen Fiction«-Sonreír un poco no le mataría... -murmura en voz baja y vacilante. -Tiene cinco minutos para terminar el puto examen -susurro en su oído, rozando sutilmente su oreja con mis labios. -Cabrón -dice entre dientes. Puedo ver cómo la piel de sus brazos...