ALYSSA
Me despierto sobresaltada por no reconocer la habitación, pero cuando veo los brazos de Stephen a mi alrededor, me relajo y vuelvo a cerrar los ojos.
— ¿Estás bien?
— Sí —digo acurrucándome más contra su pecho. Su risa ronca mañanera, hace que sienta un cosquilleo entre los muslos.
— Deberíamos levantarlos, nena.
— No —lloriqueo—, quiero que nos quedemos a vivir en esta cama.
Ríe y me abraza más fuerte. Besa mi cuello, bajo la oreja, y gira mi rostro para besar mis labios.
— Venga. Tenemos que ir a la universidad —su rostro se ensombrece, ya no ríe. Yo tampoco.
— ¿Para qué? Me van a echar.
— No van a hacerlo —acaricia mi mejilla—. No te preocupes, yo hablaré con el decano y con quien haga falta.
— No va a servir de nada.
— Bueno, el decano también tiene cosas que esconder.
— ¿A qué te refieres?
— Hace unos días le vi salir del despacho de la entrenadora. Digamos que su corbata no estaba en su sitio.
— ¿La entradora de las animadoras? —pregunto con incredulidad.
— La misma. Tu relájate, no van a echarte.
— ¿Y qué vamos a hacer con la prensa?
— Déjamelos a mí. Vamos.
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Eres mi dosis
Teen Fiction«-Sonreír un poco no le mataría... -murmura en voz baja y vacilante. -Tiene cinco minutos para terminar el puto examen -susurro en su oído, rozando sutilmente su oreja con mis labios. -Cabrón -dice entre dientes. Puedo ver cómo la piel de sus brazos...