Capítulo 7: Impulsos

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STEPHEN

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STEPHEN

No ha dicho eso. No ha podido decir eso. Dios.

Bajo las escaleras, tras ella, y tiro de su antebrazo hacia fuera de la clase.

-          ¿¡Qué coño haces!? – Pregunta cuando la arrastro por el pasillo, desierto. – ¡Suéltame!

-          Cállate. – Digo, abriendo la puerta de un aula vacía y empujándola dentro.

-          Eres un bruto. – Dice restregándose el brazo.

Me aseguro de cerrar con pestillo y camino, apresuradamente, hasta ella. Coloco las manos en su cintura y la hago retroceder hasta que su espalda toca la pared de manera brusca. Puedo ver lo nerviosa que está, cómo su pecho sube y baja. Tiene la boca entreabierta y me está mirando con una mezcla de odio y curiosidad.

-          No te soporto ni un minuto más. – Digo clavándole los dedos en la piel.

-          Pues ya somos dos, joder.

-          Escúchame atentamente, porque no te lo voy a repetir. – Le digo entre dientes. – Si vuelves a faltarme al respeto, delante de toda la clase, me asegurare de hacer de tu vida un infierno. ¿Lo has entendido?

-          ¿Crees que te tengo miedo? – Ríe secamente

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-          ¿Crees que te tengo miedo? – Ríe secamente.

-          ¿¡Es que siempre tienes que tener la última palabra!?

-          ¡Sí! – Grita en mi cara.

-          Pues estás muy equivocada. – Digo acercándome más a ella. – Porque, Alyssa, las cosas se hacen como yo lo digo. Siempre.

Abre la boca para rechistar pero, sin pensarlo dos veces, empujo su cabeza hacia mí y choco mis labios con los suyos. Convencido de que va a rechazarme, hago ademán de separarme, pero entonces siento la humedad de su lengua. Entreabro la boca y dejo que entre. La mano que tenía en su cabeza, desciende por su espalda, apretándola más a mí. Ella rodea mi cuello con ambos brazos y tortura mi lengua con un ritmo voraz.

Eres mi dosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora