ALYSSA
¿Para qué coño quiere este tío que salga a la calle? Me pongo las botas y un abrigo, y voy hacia la puerta, después de comprobar que mi madre sigue dormida.
Abro y me quedo petrificada cuando le veo caminando en mi dirección. A él. A Stephen.
El taxi que hay tras de él, arranca y desaparece por la calle.
- ¿Qué...?
- ¿Estás bien? – Pregunta deteniéndose frente a mí.
- Sí. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has sabido donde vivo? No... no entiendo.
- He venido con los chicos, juegan mañana aquí.
- He visto los carteles. No sabía que viajaras con ellos.
- No suelo hacerlo, de hecho es la primera vez desde que dejé el equipo. ¿Por qué llorabas?
- Stephen. ¿Qué haces aquí? – Pregunto con seriedad.
- Yo... no lo sé. – Dice soltando una bocanada de aire. – No... no sé que decirte. Cuando me has escrito, has dicho que estabas así por ese chico que apareció el otro día. Sé que te hizo algo. Sé que no has venido solo para ver a tu madre, lo has hecho para huir de allí. No has querido contarme lo que él te ha hecho y has dejado de responderme.
- ¿Y? Eso no responde mi pregunta.
- Mills. – Dice acercándose más. – Alyssa, he venido con el equipo para poder sacarte de mi cabeza un puto minuto, para poder distraerme. Y después me entero de que estás aquí. Me escribes y me dices todo eso. Pues yo... no... no sé por qué... – Tartamudea de una forma tan adorable que no puedo evitar hacer lo siguiente.
Pego un pequeño salto y rodeo su cuello con mis brazos mientras estampo mis labios contra los suyos. Pone las manos en mis hombros y me separa de él, me mira un segundo a los ojos y vuelve a besarme. Acaricia mi cabeza con una mano, su lengua explora mi boca mientras la mía hace lo mismo con la suya. Me levanta del suelo y camina conmigo hasta el árbol que hay un poco mas allá.
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Eres mi dosis
Teen Fiction«-Sonreír un poco no le mataría... -murmura en voz baja y vacilante. -Tiene cinco minutos para terminar el puto examen -susurro en su oído, rozando sutilmente su oreja con mis labios. -Cabrón -dice entre dientes. Puedo ver cómo la piel de sus brazos...