Capítulo 23: Fantasmas del pasado

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ALYSSA

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ALYSSA

No necesito levantar la vista para saber a quien tengo delante. Las manos comienzan a sudarme y a temblar, no soy capaz de controlarlo.

—   ¿Qué te pasa, cariño? Parece que has visto un fantasma —ríe.

—   Mike —meto el estuche en la mochila y me levanto despacio, manteniendo las distancias. Coloco la mochila en mis hombros y le miro.

—   No sabes lo que me ha costado encontrarte, Lissy —levanta la mano y acaricia mi mejilla. No quiero que me toque pero no me siento capaz de moverme.

—   ¿Qué... que quieres?

—   Ya lo sabes.

Sigue recorriendo mi rostro con su mano, acariciando mis labios con sus dedos. Se acerca y yo retrocedo por impulso, topándome con uno de los lavabos.

—   Cariño, no me tengas miedo. Solo quiero cuidar de ti y que volvamos a ser lo que éramos antes de que te largaras así —intenta controlar su ira, lo noto, lo conozco.

—   Mike, no quiero que...

—   Eh —aprieta mis mejillas con una mano, aplastando mi barbilla—, ni se te ocurra decir lo que estás pensado. Te he dicho miles de veces que esto no termina hasta que yo lo diga. ¿Es que ya lo has olvidado?

—   No —le doy un manotazo y me aparto—, no lo he olvidado. Pero las cosas han cambiado.

Su expresión es seria y contenida. Me observa fijamente durante unos segundos y después rompe a reír a carcajadas.

—   Es verdad, perdona —levanta las manos—. Ahora eres la putita de ese profesor. Ah no, que le han despedido.

—   ¿Cómo sabes eso? —¿te da igual que te haya llamado puta?

—   Trabajo aquí, cariño.

STEPHEN

Miro hacia la televisión y las fotos que todas esas personas estaban haciéndonos en el campus, aparecen en pantalla. ¿Te sorprende? No.

—   Que guapos salimos, eh —sonrío a Duncan y a mi hermana.

Los dos me miran y después se miran entre ellos.

—   ¿Qué? —les pregunto.

—   ¿Es que ahora vas a salir con la niña?

—   ¿Con quién? —aprieto la mandíbula y le miro.

—   Perdón, con Alyssa —Duncan levanta una mano y me mira con arrepentimiento.

—   No lo sé, no sé qué voy a hacer —me levanto y camino hasta la ventana, aparto la cortina y observo nada en concreto—. Ella me gusta, mucho. Demasiado...

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