STEPHEN
Lo sé, lo sé. La he liado. Pero no me arrepiento, no suelo arrepentirme de nada. Tal vez más adelante sí, pero ahora mismo volvería a repetirlo.
Observo como entra en casa y cierra la puerta. Camino por la acerca, dándole patadas a una piedra y pensando. ¿En qué? Pues en ese desgraciado al que me apetece desmontar como si fuera una figura de plastilina. Solo espero – rezo –, para no volver a cruzarme con él. Mejor dicho, para que el no vuelva a cruzarse en mi camino. Porque no sale vivo. Lo sé.
El móvil me vibra en el bolsillo así que lo saco y veo el nombre de Kenny en pantalla.
- Dime.
- ¿¡Dónde coño estás!?
- Ya voy. Qué pasa, ¿has tenido una pesadilla? – Bromeo.
- Ha habido una explosión en el hotel. Ven cagando hostias.
- ¿Qué? – Pregunto deteniéndome en seco, en medio de la calle. – ¿Estáis todos bien?
- Todos menos el entrenador. Ha pillado parte de su cuarto y le están atendiendo. Tío, esto está hasta el culo de prensa. ¿Dónde estas?
- Ahora te cuento. Te cuelgo que voy a llamar a un taxi.
- ¿¡Un taxi!? ¿¡Pero dónde coño...!?
Sin dejarle terminar, cuelgo la llamada y marco el numero de los taxis, el cual llega en dos minutos.
- Déjeme aquí. Quédese con el cambio. – Digo dándole un billete de cincuenta. Has hecho su noche, macho.
Me pongo la capucha de la sudadera y las gafas que le he mangado al taxista. Camino hasta la entrada, anegada de paparazzi y de bomberos, y trato de pasar desapercibido. En vano.
- ¡Sinclaire! ¡Sinclaire! ¿¡Algo que decir sobre lo ocurrido!? ¿¡Están todos bien!? ¿¡De dónde vienes!? – Gritan. Cada uno proveniente de una cadena de televisión diferente. Y de la radio. Y de revistas. Y de periódicos...
- ¡Échense para atrás, por favor! – El de seguridad tira de mi brazo para que me dejen pasar, pero no es suficiente así que salen dos más.
Una vez dentro, veo a parte del equipo en la zona de recepción, sentados en los sillones y hablando, todos con cara de dormidos.
- ¡Tío! – Grita Duncan cuando me ve. – ¿Dónde cojones te metes?
- Después os cuento. ¿Dónde esta el entrenador?
- Se lo han llevado hace unos minutos.
- Joder. ¿Pero está bien?
- Tendrá que pasar allí la noche, tiene varias quemaduras. Pero se recuperará.
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Eres mi dosis
Teen Fiction«-Sonreír un poco no le mataría... -murmura en voz baja y vacilante. -Tiene cinco minutos para terminar el puto examen -susurro en su oído, rozando sutilmente su oreja con mis labios. -Cabrón -dice entre dientes. Puedo ver cómo la piel de sus brazos...