Capítulo 23

5.9K 378 21
                                    


Mia sujetaba la zapatilla de estar por casa como si la vida le fuese en ello, no estaba segura de lo que estaba pasando y no creía que a esas horas fuera algo bueno.

-¿Qué hacen en mi cocina?.- La ceja de Mia se elevó hacia el cielo y parecía desaparecer de su cara de malhumor mientras meneaba esta de lado a lado. – estoy preguntando ¿qué demonios hacen en mi cocina desordenándome todo?

-Shhshshshhhhh vash a deshhpetar a mi latinaaa shshhhshhh- James intentaba sin éxito llevarse el dedo a sus labios mientras miraba a Mia y se apoyaba en su hermano Jace.

-¿Qué? ¿De qué demonios estás hablando James? ¿Has venido borracho a mi casa? ¿Cómo te atreves?

-Lo siento Mia, intenté llevarlo a su departamento pero insistió en que él debería estar aquí...

-No, él no debería estar aquí, todo ha sido muy precipitado, se ha instalado en mi vida cual garrapata, no ha preguntado, simplemente ha cogido lo que cree que es suyo.

-Shhhshshsshhhh vash a deshshpertar a mi hijooo, shilencio mujerrrr calienteee.

-¿A tú qué? Yo lo mato, Jace aparta que lo mato. ¡Cómo te atreves a decir semejante cosa! Yo me ocupo de él, me preocupo por él, estoy detrás de él, lo cuido y protejo. Basta se acabo, Jace llévatelo.

-Mia él no sabe lo que dice no lo tengas en cuenta, de verdad, él ha pasado un mal día y necesita descansar.

-¿Y yo qué? ¿Qué pasa conmigo? Nadie se pregunta si estoy bien o mal, nadie se interesa. Me preocupé cuando no vino a casa, pensé que le había pasado algo, le llamé, le dejé mensajes pero no contestó.

-Si bueno...respecto al móvil, tendrá que comprarse otro...- Jace dejó sobre la pequeña mesa de la cocina una especie de chatarra, cables, lo que parece ser cristales y una batería ¿ese era el maravilloso iphone 6?

-Jace, qué ha pasado, por qué él esta inconsciente en mi cocina.

Ambos miraron a James dormido con la cabeza hacia atrás mientras su hermano le sujetaba por los hombros intentando que no se cayese. En un simple movimiento, Jace soltó a su hermano y este se desplomó en la cocina como si fuera un saco de patatas, haciendo un ruido seco. Mia dio un pequeño grito e intentó arrodillarse pero Jace la cogió del brazo y la sacó de la cocina cerrando la puerta, la dirigió hacia el pequeño saloncito y sin decir más le abrazó.

Le abrazó de una manera intensa, abrasiva, incontrolable, como si tuviera miedo a perderla. Mia se sintió extrañada, y le devolvió el abrazo sin llegar a entender lo que realmente sucedía a su alrededor, lo que realmente había desembarcado esa mala situación. Simplemente se dejó llevar y se arropó en él, apoyó su cabeza en el pecho firme y duro de Jace, quien le apretaba su espalda contra él, de manera intensa.

Quizás pasaron minutos, quizás segundos, pero ambos se mantuvieron abrazados, Jace soltó un poco su intensidad pero no demasiado, sentía que se iba a ir si le soltaba y era lo que en ese momento más temía, por ello, no le iba a dejar a su hermano a su suerte, le ayudaría todo lo que él pudiera, ella era una muy buena mujer, se merecía ser feliz, con él o sin él, se merecía ser feliz.

-Mia, por favor, no abandones a mi hermano a su suerte. Sé que es raro que te lo pida y más sabiendo por lo que has tenido que pasar. Pero por favor, no le dejes solo, él aunque todavía no quiera verlo, eres su mejor opción.

-Jace, yo no quiero ser su mejor opción, no busco eso, simplemente no busco nada en él. No sé cómo pasó, ni que hice, pero se fue acoplando a mi vida, se fue uniendo y convivimos juntos, no sé cómo pasó pero pasó. No nos besamos, ni nos acostamos, simplemente dormimos juntos.

Es míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora