Capítulo 31

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Pasó la semana sin pena ni gloria, Mia estuvo hasta arriba de trabajo, deseando que los tres candidatos que había pasado al jefe dieran sus frutos. Realmente ella quería que uno de ellos, el chico que sabía realmente de que iba este trabajo, pero tenía que ser aprobado por el gran jefe, aunque ella le hubiera comentado sus preferencias a el Sr. Holden, él tenía que aprobar la decisión de Mia, y en el caso de que no fuera así, ella le había dejado a dos personas más para poder elegir, realmente deseaba que fuera ese chico y no algún otro que no tuviera interés y ni siquiera supiera nada de construcción.

Como no podía ser de otra manera, Mia empezó la mañana del viernes con café del hotel de James y las pastas que su querida vecina le había pasado el día anterior con la excusa de alimentarla, y ya que estaba de paso preguntarle qué tal con su novio nuevo. Ni que decir, que los intentos de Mia por decir que James no era nada suyo, fallaron estrepitosamente, tampoco ayudó que James dijera constantemente que le apoyaba a su vecina en su visión de familia pero que Mia era demasiado obstinada para ceder.

James le fue a recoger para comer, como llevaba haciéndolo toda la semana, y sí, el martes también había ido a buscarla pese a que ella le dijo que no porque iría con sus amigas, cosa que a él no le importó lo más mínimo. Por lo que apareció y las llevó a todas a comer a su hotel, nada más ver el hotel Mia juraría que todas estaban encantadas con que ella saliera con él. La comida fue intensa en muchos sentidos, James se sentó al lado de Mia, y fue muy amable con todas ellas, realmente fue amable, quizás más de lo que ellas merecían. Mia se sintió feliz al ver que pese a las bromas que ellas le hacían delante de James el ambiente era relajado y distendido.

Al final del día, el jefe simplemente mandó un email a ella y al departamento de recursos humanos, comentando que efectivamente el chico que Mia había elegido para trabajar era el indicado, se incorporaría el lunes y Mia como no podía ser de otra manera, tenía que ser su tutora, cosa que ella aceptó gustosamente ya que quién mejor que ella.

James la esperaba apoyado en el coche como todas las tardes, dispuesto a abrir la puerta para ella, se acercó a él sonriente. James depositó un dulce beso en sus labios mientras agarraba las caderas de Mia con sus manos, el beso le sucedió otro, y al otro, otro... Estaban besándose dulcemente, dándose cortos besos en la boca, ella con sabor a café y él mentolado, James le abrazó intensamente no queriendo separase, o al menos, eso le pareció a Mia. Pasaron unos segundos, y James la soltó mientras depositaba un casto beso en su cabeza, le sujetó su cintura introduciéndola en el coche y se marchó al asiento del conductor para ir a por el pequeño.

Las heridas de guerra del pequeño, ya casi no se notaban, las tiritas eran más aparatosas que otra cosa, pero al pequeño Jason le encantaban los dibujitos y los colores, tanto que James tuvo que salir a comprar porque al bañarlo las tiritas habían desaparecido y el pequeño no hacía otra cosa que llorar y mirarse los bracitos donde antes estaban y ahora no.

En el piso de Mia esperaba apoyado en el Bmw serie 1 negro, Jace. Mia automáticamente sonrió, hacía semanas que no le veía simplemente algún mensaje de qué tal estaban ella y el Jason, nada más.

- ¿Cómo está mi abogado favorito? – Mia salió del coche sin esperar a que James le abriese la puerta, fue hacia él sonriendo y con los brazos levantados, dispuestos para dar un gran abrazo.

-Esperando a mis dos personas favoritas, y no James, no va por ti. – Jace guiñó el ojo a Mia y la abrazó fuertemente.

-Deja de abrazarla así, le vas a hacer daño- James gruñó a su hermano mientras se acercaba con el pequeño en el cochecito. - ¿Qué haces aquí?

-Yo también me alegro de verte querido hermano- Jace puso en blanco sus ojos ante el malestar que su hermano sentía de verlo con Mia. – Quería invitarles a salir esta noche, en realidad a cenar y salir. Hay muy buena fiesta en Damon ¿verdad James? - este simplemente hizo un gesto con sus hombros de indiferencia, mirando hacia otro lado.

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