Capítulo 17

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A la mañana siguiente, Mia se despertó con un pequeño dolor de cabeza. Si no tendría que ir a esa estúpida comida no se hubiese levantado en muchas horas pero, se había comprometido y tenía que ir. Pensaba ponerse algo informal aunque el hecho de que las amigas de la madre de los hermanos Black fueran de "visita sorpresa" le hacía plantearse eso de los pantalones vaqueros. Así que se puso un vestido muy sencillo de color aguamarina y sus zapatos planos favoritos ya que con eso de comer en el jardín, sabía por experiencia que no era buena idea ir con tacones. Se cogió una sencilla coleta dejando dos finos mechones a cada lado de su cara y se dispuso a maquillarse de la mejor manera posible para intentar quitar esas ojeras que tenia, un claro ejemplo del desfase de la noche anterior. 

En cuanto pensó en la noche anterior se dio cuenta de lo que había hecho, ¡Se había besado con James! ¿Qué pasaría ahora? Tendría que verle en la comida de hoy y eso no le hacía las cosas más fáciles. Intentó tranquilizarse y pensar en un plan de huida si las cosas no salían bien, pero lo único que hizo fue estropearse el maquillaje y tener que volver a pintarse. Faltaban cuarenta minutos para que vinieran a buscarla, no estaba muy segura de cuál de los hermanos vendría pero desde luego no iba a ser un camino fácil,  por un lado, estaba Jace quien le preguntaría por Adenilton y ella lo último que quería hacer en ese momento era hablar de su ex. Por otro lado, si era James no sabía que iba a pasar, ella había disfrutado la noche anterior besándose, había sentido pequeñas cosas dentro de ella cada vez que él le acariciaba y le besa con esa suavidad para más tarde con esos besos más pasionales. Sabía que lo que había hecho no estaba bien, tenía que haber evitado esa situación pero no pudo evitarlo, el alcohol, su protección sobre Adenilton y esa mirada posesiva que tanto le gustaba. Desde luego no había duda que James tenía mucha experiencia, quizás más de la que Mia se podía permitir, ella tan sólo quería estar tranquila con su bebé y su trabajo, necesitaba cierta estabilidad en su vida y James no se la iba a dar.

Así que, una vez pensado esto, pensó en que si con él no iba a tener estabilidad porque una cosa era un lío de una noche y otra muy distinta era que él quisiera hacerse cargo junto a ella del bebé y eso sabia por experiencia propia, que los hombres huían literalmente de su vida por ello. Si venia Jace, evitaría hablar con James en la comida y si venía a buscarla James evitaría hablar del tema. Mia se miro en el espejo una última vez,  tan solo faltaba diez minutos para que vinieran a buscarla y pensó que su plan no serviría de nada, James era muy obstinado y si quería hablar del tema hablarían.

Tocaron el timbre de su piso y con los nervios a flor de piel fue a abrir la puerta, en ella encontró a un elegante James, llevaba un traje negro hecho a medida, con una fina corbata a juego y dos gemelos muy brillantes en su empuñadura, ¿por qué se fijo en ellos? Muy sencillo, se fijó en ellos porque de su fuerte y grande mano había un ramo de rosas rojas con un olor exquisito.

-Buenos días Mia.

- Ho-hola James.

- He cogido estas rosas para ti, espero que te gusten.
-Claro son preciosas, las pondré en agua.

Antes de que Mia las cogiera y se marchara, James besó ligeramente su frente haciendo que ella se le quedara mirando embobada, en ese momento todo lo dicho enfrente del espejo se le olvidó, alejarse de él le parecía ya una tontería. Ahora quería estar lo más cerca posible de él. 

Bajaron las escaleras cogidos de la mano,  con una sonrisa tonta incapaz de ocultar. James le abrió la puerta amablemente y una vez dentro, Mia tan sólo de pensar en lo que pudo haber pasado en ese coche tan elegante y además, hacía tan sólo unas horas se puso roja. Durante el viaje hablaron del tiempo, del nuevo caso que James había aceptado trabajar y del piso que Mia pretendía vender a su madre. Fue un viaje ameno y para nada incómodo fue como si fueran dos viejos amigos poniéndose al día.

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