Capítulo 12

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Orgullo y Claridad


___POV.


Luego de la odiosa noticia que me dio Ellington, no sabía muy bien si estar feliz o enojada. Ross vendría. Podría verlo, al menos de lejos… pero… tenía novia… y eso me dolía…

Como la mayoría de mis supuestos amigos me habían mandado al diablo, mi lista de compinches había bajado casi hasta la ridiculez. No tenia con quien demonios salir y necesitaba despejarme o iba a reventar. Así es que luego de pasar una tarde como el demonio, y ver como Ellington me dejaba sola otra vez, el muy pendejo, decidí salir sola… que más me daba, ya me estaba acostumbrado.

Me estacioné sin quererlo en el pequeño parque a la salida de Forks. No me di cuenta de cómo fue que llegue hasta ahí,  pero recordé con nostalgia la primera vez que besé a Ross…

Él estaba tan nervioso. Pero era una ternura. Sentí como el calor me subía por el cuerpo al recordar la avidez de sus labios rojos, buscando los míos con ansiedad… y esa sensación cuando me tocó…

Traté de sacar esos pensamientos de mi mente, porque no me hacían nada bien. Ya ni recordaba la última vez que había estado con alguien… no, si lo recordaba. La misma noche que Ross me descubrió con Jacob. Esa misma noche había sido mi última aventura y desde ahí… había sido una maldita monja. Insisto. Mi vagina estaba con depresión, porque no se me antojaba nadie. Y eso era malditamente extraño

Me bajé del auto y me senté en césped. El atardecer estaba bello y saqué mis cigarrillos. Me he de haber fumado unos diez seguidos, porque mi maldita  mente no hacía más que recordar y recordar… y todo lo que hacía era ver tipos de ojos miel y pelo desordenado… a pesar de que trataba de recordar alguna otra cosa, él insistía en colarse en mis recuerdos. Era como una puta maldición. Algo tendría que hacer para quitármelo de la cabeza.

Cuando ya anochecía y me empezó a doler el culo de tanto estar sentada en el suelo, decidí que sería hora de volver a casa. Podría haber ido al Fantasy o a darme una vuelta por Forks, pero,  temía encontrarme con Ross… en realidad temía encontrarme con él y alguien de su mano. Suspiré profundo y me dirigí a mi vehículo. Mejor me daba una buena ducha fría y me tomaba unas tres píldoras para dormir por unos cuatro días seguidos. Con suerte, él ya se habría marchado y me dejaría seguir con mi patética existencia.

Estaba a punto de marcharme cuando las luces de un vehículo me cegaron un momento, tocando el claxon y sacando una mano.

-¡Hey ___!-escuché que me decían.

Esto tenía que ser una puta visión. O ya estaba jodida y me estaba volviendo loca. No recordaba que nadie quisiese hablarme últimamente…

-¡Rocky!- chillé emocionada.

-Oye, apenas te reconocí -me dijo – si no hubiese sido por el vehículo…

-Sí -le dije sonriendo- cambio de imagen.

-Te ves bien… ¿Qué haces acá tan sola?- me preguntó.

-Es mi rutina diaria Rocky… tú sabes que nadie quiere estar conmigo… soy como una jodida peste.

Rocky me miró con los ojos amigables. Yo nunca había sido una zorra con Rocky, porque obviamente no me interesaba. Por lo cual no estaba ni entre la lista de dolidos ni entre la de las posibles conquistas. Bien. Me gustaba la idea de alguien neutral por ahora.

Pervirtiendo A RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora