Capítulo 22

149 4 1
                                    

Rumores.

___ POV.

Cuando desperté, había vuelto a caer la noche. No me podía creer que hubiera dormido todo el día... Me giré en la cama, y contuve un gemido de dolor. Me dolía todo el cuerpo, y estaba desecha a pesar de todo lo que había dormido. Y a mi lado... aún estaba Ross.

Se veía tan hermoso durmiendo. Acerqué mi mano a su rostro y lo acaricié con cuidado, evitando despertarlo. Sus labios rojos estaban entreabiertos, y su pecho subía y bajaba a ritmo acompasado. Tenía una de mis piernas aferradas a las suyas.

Dios, ¿como no me di cuenta antes de lo enamorada que estaba de él? Ahora estaba todo tan claro que me asustaba.

Nunca pensé que dejaría que me hicieran todo lo que él me hizo. Era tan fácil olvidarme de todo estando con el. Nunca antes había conseguido ser otra cosa que no fuese una mandona dominante, pero ahora las cosas eran distintas... era algo recíproco... y me gustaba.

Traté de soltarme de su agarre, con cuidado, solo para no despertarlo.

- ¿A dónde crees que vas?- me preguntó una sedosa voz a mi costado.

- ¿Alguna vez tenemos que salir de la cama, no crees? – le pregunté sonriendo.

- Mmmm- dijo serio- me lo estoy pensando... creo que no es necesario.... Excepto para ir al baño y para comer....

- ¡Por Dios, Ross, calma tus hormonas! – le dije, dándole un almohadazo.

- Claro que no, he esperado mucho tiempo para estar desperdiciándolo, es más, ven acá...

Me abrazó y me puso de espaldas en la cama.

- Ay no. Por Dios ¡me duele todo! - me quejé, riendo.

- Ah okay, eso te pasa por menospreciar a tu novio.

Ross comenzó a besarme el cuello y solté un jadeo involuntario. Ah por Dios, no podía ser que quisiese seguir... ya había perdido la cuenta de las veces que habíamos hecho el amor... Nunca en mi vida había conocido a alguien tan fogoso.

- Ross...- traté de decir, mientras sus manos suaves se enredaban una vez más en mis caderas.

- ___...mi ___... -murmuraba el sobre mi piel, erizándola con su aliento tibio.

- No podemos...

- Claro que sí... -ronroneo Ross – Te deseo, amor... no sabes cómo te deseo...

- Me hago una idea -murmuré respirando con dificultad, mientras Ross se apoderaba de uno de mis senos.

La lengua tibia de Ross delineó mi cuerpo una vez más, torturándome. Y de nuevo olvidé el dolor de cuerpo y el cansancio. Tomé a Ross por el cabello y lo jale hacia mí, con desesperación.

. . .

Una hora más tarde, Ross me traía comida a la cama. Se veía divertido, vestido solo con un delantal de cocina y unos bóxers rosas.

- Tienes que comer y recuperar energías- dijo Ross serio.

- Es tu culpa que no me pueda ni levantar – me quejé.

Él solo reía, mientras me daba la comida en la boca.

- ¿Sabes? podría acostumbrarme a esto... - le dije, comiendo.

- Esa es la idea – decía Ross – que no puedas vivir sin mí.

- Ya no puedo hacerlo – murmuré, mirándolo.

Pervirtiendo A RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora