Capítulo 14

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Errores.

Ross POV.

Tuve que salir huyendo, porque yo mismo no me creía el tipo muy ruin y canalla que había sido. Primero, no tenía nada que ir a hacer a la casa de ___ a las tres de la madrugada. Segundo, antes de tomar hay que preguntar... y tercero, ¿Quién me manda a pensar en los jodidos pantalones?. Había pasado de ser un chico normal y corriente, que amaba las matemáticas a un obseso-compulsivo psicosexual. Andaba pensando en sexo todo el puto día, pero no en cualquier sexo: sexo con ella.

Pero como mierda se le ocurre a ella salir en esas pintas a verme... no es que me lo hubiese hecho fácil tampoco... pero ¿Y yo quién me creo para tomarla con esa furia?

Mi mente traicionera no podía sino pensar en sus piernas, sus labios, sus ojos... algo había cambiado, estaba seguro de que en otras circunstancias ___ me hubiese prácticamente violado... y ahora... me había llevado un buen golpe.

¿Pero qué le pasaba? Mis manos se crisparon sobre el volante. Seguro que yo le causo repulsión. Cualquier otro podría tomarla, pero yo no. El estúpido Ross se tiene que conformar con besar el suelo que pisa.

Maldije internamente ¿Ella no quería a un tipo que la mereciera? ¿Ella no quería a un tipo que la tomara y le hiciese el amor como loco? ¿No era eso...? ¿Y por qué podría ser cualquiera menos yo? Maldita seas ___.

Estaba viendo rojo de nuevo y frené con brusquedad cuando vi un bar abierto. Entré a él sin pensarlo, y pedí un trago.

- Whisky por favor, sin hielo.

Luego de repetir esa frase unas siete veces, ya no estaba con mi cabeza muy bien puesta sobre los hombros. Sentía que el mundo estaba un poco más en orden y el pecho me dolía menos. Si podía ahogar lo que sentía en alcohol lo haría gustoso hasta que me diera cirrosis. Pero me temía que la solución no era tan sencilla. Además existían los trasplantes de hígado de todos modos.

Estaba en el octavo vaso cuando una voz sedosa, que yo recordaba bien me llamó la atención.

- ¡Pero si es el lindo de Ross Lynch! - ronroneo.

Tanya. Claro. Esto sólo para rematar.

- Tanya - escupí el nombre - no es hora de gárgolas. A esta hora deberías estar convertida en piedra o volando en una puta escoba... bruja.

- ¡Qué amable! ¡Yo también me alegro de verte...! -rió.

- No estoy de humor -le advertí- preferiría estar solo.

- ___ ¿verdad?-me preguntó mirándome fijamente.

Parece que además de un imbécil también era un puto herido evidente. Se me notaba a lenguas que ___ me traía arrastrando de los pelos. Condenadas brujas.

- Vete Tanya- musite.

- Sabes cariño... no creo que deberías perder el tiempo sufriendo por ella... es mi amiga pero te aseguró que no es mujer para ti. Ella sólo quería  entretenerse contigo y seguro lo consiguió...

- ¡Mira quién habla...!- le dije, molesto- el diablo vendiendo cruces...

- Reconozco que yo también caí en su juego... pero, vamos, yo también he sido una víctima.

Pervirtiendo A RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora