Capítulo 17

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Juego Peligroso.


Ross POV.

Apenas si pude dormir esa noche con ___ a mi lado. Me quedó claro que además de bueno para las matemáticas, deberían darme un Óscar al mejor actor... ¡Dios mío! Ni yo me creía ese autocontrol inverosímil que tuve al hacer todo lo que los chicos me habían recomendado... no creí que fuese capaz, pero el hecho de verla así y la posibilidad de que todo esto resultara fueron más que yo. Los chicos habían hecho una buena labor indicándome la forma de actuar y las cosas exactas de que hacer y decir. Gracias a ellos, porque al parecer había resultado. Lo más difícil había sido mostrarme indiferente cuando en realidad quería lanzarme sobre ella. Pero lo logré y me sentía orgulloso.


Cuando desperté, aún era temprano, estaba despuntando el amanecer. Me volví a ver a ___, y estaba hermosa, tapada hasta el cuello y con leves ojeras bajo sus ojos, lo cual demostraba que no había dormido bien. Si supiera.

Me removí despacio entre las sábanas, evitando despertarla, y me topé con la piel desnuda de sus piernas.

El deseo afloro. Y eso es lo mismo que una erección instantánea. ¡Diablos!

Maldije por lo bajo. Esto no era apropiado, si ___ se despertaba y me veía así... bueno ¿Qué amigo se excita con su amiga...? Uno pervertido, seguro. Recordé como el día anterior tuve que morderme la lengua para no decir nada comprometedor al verla con poca ropa. Tuve que hacer unos esfuerzos mentales gigantes para imaginarme a Ellington sin ropa y así se me pasara la excitación. Decidí levantarme, quizá una ducha fría me vendría bien en esta situación.

- Ross...

Me quedé estático de la impresión. Mierda.

Mis ojos volaron a su rostro... y pude ver que estaba dormida. Su respiración seguía siendo apacible y rítmica por lo que debió decir mi nombre en sueños.

Me volví hacia su lado y con delicadeza deslice uno de los mechones de su pelo había atrás, dejando despejando su rostro. Tenía la frente perlada por una suave capa de sudor, y se comenzó a quejar dulcemente.

Que ganas de saber lo que estaba soñando. Se veía algo inquieta. ¿Quizá era un mal sueño? Decidí seguir observándola, pero no volvió a moverse. Para cuando estaba por salirme de la cama de nuevo, fue cuando la volví escuchar.

- Ross..

Esta vez, ella se había movido más.

Sin quererlo, había movido la ropa de la cama, quedando desnuda a la mitad de sus piernas hermosas sobre la cama.

Tragué en seco. Ella ahora se removía inquieta sobre las sábanas, y parecía sufrir... o algo así. O eso era lo que yo quería creer, por mi estabilidad emocional. Estaba a punto de despertarla, cuando una frase me descolocó del todo.

- Ross, así... no pares...

Se me editaron los vellos de todo el cuerpo. No podía estar soñando conmigo... ¿o sí? Luego siguió quejándose, y esto no parecía sufrimiento en absoluto. Ella entreabrió sus labios, lanzando un gemido ahogado que me crispó los nervios. No podía ser. ¿Por qué justo hoy ella tenía sueños húmedos conmigo?

La excitación me sacudió y mi erección empezó a ponerse dolorosa.

Ella seguía gimiendo en forma acompasada, y tuve que morder la sábana para no lanzarme sobre ella y hacer realidad sus sueños... o los míos, a decir verdad.

No pude soportarlo. Olvidando mis modales me quité la sábana de golpe, corriendo a todo lo que daban mis pies. No creo que ___ alcanzara a verme salir, de todos modos.

Pervirtiendo A RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora