Sentimientos

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Estaba en el gran balcón admirando la maravillosa noche que hacía preocupada por su cuñada Kagome que desde que había caído desmallada no había vuelto a despertar, aquella era una noche primaveral perfecta, desde donde ella se encontraba podía ver el precioso jardín multicolor la brisa era cálida con lo cual estaba perfecta con su fino yukata para dormir, y eso le trajo un recuerdo del pasado, cuando se dio cuenta que se había enamorado perdidamente de su señor era una noche como la de hoy, y quien le ayudo a descubrirlo fue precisamente la mujer que estaba acostada unas habitaciones mas allá de la suya como una bella durmiente eterna.

FLASHBACK

Rin estaba en su habitación en la cabaña de la anciana Kaede que había llegado a ser como la abuela que nunca tuvo, se encontraba acostada en el futon mirando por la ventana la maravillosa noche estrellaba que se encontraba en el Sengoku.

-¿Por qué sentí esto tan fuerte por el Señor Sesshomaru hoy?-dijo la chica de quince años.-¿Por qué me latía el corazón tan rápido y me ponía nerviosa cada vez que se acercaba a mi?-siguió preguntándose a sí misma en voz alta, además de que su señor desde hacía un año estaba muy raro con ella muy distante, ella que de niña dormía encima del demonio, le peinaba sus cabellos de plata, le daba abrazos constantemente y le besaba en la mejilla. Esto último la hizo sonrojar y es que a esto mismo se refería por que se sonrojaba y por que soñaba con que su señor le besara en los labios, nada mas de pensarlo se ponía colorada y el corazón le latía a mil con la amenaza en silencio de que se le saldría del pecho, no sabía de dónde salían esos sentimientos y menos el porqué se sentía así con el demonio de ojos dorados que la había cuidado y protegido toda su niñez.

Y con ese mar de dudas e incertidumbres se quedo dormida y soñó con ojos dorados, marcas de luna en cuarto menguante y cabellos plateados como la mismísima luna, hasta que noto como alguien le hablaba y tiraba de ella.

-Rin, Rin levántate Kagome te está esperando.-dijo la anciana con ojos llenos de amor mirando a aquella chiquilla.

-Abuela Kaede un poquito más.-dijo la chica volviéndose en el futon volviendo a buscar el sueño con desesperación.

-Rin venga Kagome te espera al lado del rio para practicar y recoger unas plantas que nos hacen falta.-dijo la anciana viendo como esta se levantaba y se vestía lo más rápido que pudo, cuando finalizo mirando a la anciana con una sonrisa de niña buena que no ha roto un plato en su vida.

-Me voy abuela Kaede ¿Dónde está el arco?

La anciana se rio por la seguridad de Rin en lo que tenía que hacer como si hace dos minutos no pidiera dormir mas y es que eso era lo que llamaba la atención de Rin era tan inocente tan chiquilla.

-Está en le entrada a la cabaña.

-Vale abuela Kaede me voy.

Y tras decir eso salió de la cabaña como alma que lleva el diablo, corrió por el bosque con todas sus fuerzas para llegar rápido al lado del rio donde se encontraba Kagome esperándola y además que ella tenía ganas de verla para preguntarle si sabia ella de esos sentimientos tan raros al fin y al cabo ella era mayor que ella.

-Buenos días Rin.-dijo la sacerdotisa sonriéndole.

-Ups Kagome que no me había dado cuenta que ya había llegado.-dijo la chica realmente despistada y es que se había sumergido demasiado en sus pensamientos.

-No pasa nada Rin vamos a practicar con el arco y ya después recogemos las plantas medicinales que nos pidió la anciana Kaede.-dijo está preparándose el arco para empezar a practicar.

Después de una hora practicar con el arco y Rin no acertar ninguna Kagome paro y la miro directamente a los ojos para averiguar si le pasaba algo y de inmediato se dio cuenta que algo le pasaba ya que esta desvió la mirada hacia el suelo.

La Gran ProfeciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora