Capítulo 8

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El examen de Historia era el único que faltaba para terminar con esta fatídica semana, lo cual era mi único consuelo, sumado al hecho de que en una semana nos darían las vacaciones de Navidad. Estaba bastante emocionado porque realmente me gustaba esa época del año, a pesar de que desde que murió mi abuelo no había vuelto a ser lo mismo para nadie en mi familia. Yo albergaba la pequeña esperanza de que algún día volvería a sentirme como antes de que eso pasara, completamente feliz.

Exhalé un gran suspiro mientras desviaba mi mirada hacia el cielo. Cada vez se iba oscureciendo un poquito más, absorbiendo por completo aquel precioso color anaranjado propio del atardecer. Hoy había salido del instituto bastante tarde, pero solo faltaba un día para el festival de clubes e íbamos más atrasados que el resto debido a que teníamos que encargarnos de muchas cosas. Para nuestra suerte, el entrenador nos dijo que él se encargaría de conseguir los alimentos para la cafetería.

Me paré delante de una casa demasiado familiar para mí, la de Mei. Me encontraba en este lugar porque cuando el lunes vine aquí con Bokuto a probarnos los trajes de maid, hubo un pequeño problema con el mío. Con pequeño problema me refiero a que las costuras de la espalda dieron totalmente de sí y se rasgó entero, dando pie a que Mei tuviera que arreglarlo a contrarreloj.

Llamé al timbre y después de un escaso par de minutos Hiroshi, su padre, abrió la puerta con una expresión de sorpresa. Seguramente que a Mei se le había olvidado decirle que iba a venir.

–Buenas noches –saludé, dejando ver una pequeña sonrisa.

–Buenas noches –dijo, respondiendo mi saludo–. Hacía tiempo que no te veía por aquí, Keiji. Estarás bastante ocupado entre los estudios y el vóley, Mei me comentó el otro día que pasasteis la primera ronda eliminatoria del Inter High.

Mientras Hiroshi hablaba, se apartó un poco para que entrara en la casa. Me descalcé rápidamente a la vez que le daba una respuesta:

–La verdad que sí, pero si me organizo puedo hacerlo todo. –Hiroshi me dio unas palmaditas amistosas en la espalda al pasar por mi lado. Se me había olvidado que su padre estaba empeñado en que tuviéramos algo más que una bonita amistad·. ¿Dónde está Mei?

–En su cuarto.

–Pues con permiso –musité, encaminándome hacia las escaleras.

Las habitaciones de esta casa parecían todas iguales, pero que Mei tuviera un póster gigante en la puerta de su cuarto de un actor europeo que le encantaba ayudaba bastante a guiarse. Llamé a la puerta con los nudillos un par de veces antes de entrar, esperando a su grito a modo de respuesta. Cuando lo hizo, entré en el interior de su demasiado decorado cuarto.

– ¿Estudiando? –inquirí con un tono divertido. Ella no respondió, sino que se limitó a dejar caer el manga que escondía tras el libro de Historia–. Ya me resultaba raro que estuvieras haciendo algo productivo.

– ¿Quieres que parta las costuras de nuevo? –amenazó esta, cogiendo el traje que descansaba sobre la silla del escritorio que estaba a su lado. Me apresuré en llegar a su lado para arrebatarle el traje.

–Ni se te ocurra.

–Entonces ve a probártelo antes de que me arrepienta –ordenó.

El cuarto de baño de la planta superior no era especialmente amplio ya que solo contaba con el inodoro y un pequeño espejo, pero era más que suficiente para que pudiera cambiarme con comodidad. Una vez que tenía puesto el traje observé mi rostro durante unos minutos antes de salir. Desde mi punto de vista, era innecesario el llevar una diadema a juego con el traje, pero según Mei era importante.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora