Capítulo 13

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El timbre de la hora del receso fue como música para mis oídos, pues necesitaba tomar aire fresco después de tres horas sentado en la misma posición mientras escuchaba parlotear a los profesores sobre las distintas asignaturas que impartían, todas ellas igual de aburridas.

Sin moverme del pupitre estiré mi cuerpo completamente agarrotado. Desvié la mirada durante un momento por la ventana, permitiéndome contemplar el sol que brillaba con majestuosidad desde lo alto del cielo. Cierto era que la temperatura era un poco más cálida, pero seguía haciendo un frío propio de la época del año en la que estábamos.

Dentro de mí reinaba un bienestar que me inquietaba, pero lo apropiaba al hecho de que al parecer había hecho las paces con Bokuto. Esta mañana, tal como prometió camino a la estación, me dio un abrazo tan fuerte nada más verme que pensé que se me iban a salir las tripas. No obstante, lo disfruté. Siempre era un buen momento para sentir la fortaleza que era su cuerpo alrededor del mío. Durante ese espacio de tiempo fui capaz de oír a varias chicas comentando entre ellas que deseaban estar en mi lugar, cosa que me hizo avergonzarme un poquito.

La puerta de la clase se abrió repentinamente de forma violenta, consiguiendo que me sobresaltara. Mirando hacia donde procedía el ruido descubrí que no había sido ni más menos que obra de Nakamura. La ruda mirada del chico se paseaba por toda la habitación sin pararse en un sitio en concreto, hasta que sus ojos encontraron los míos. Instantáneamente aparté la mirada, pero él echó a andar hasta donde me encontraba e incluso tomó asiento en el pupitre vacío de delante. No me atreví a mirarle hasta que pronunció mi nombre. Desde que se me confesó no habíamos vuelto a hablar, ¿qué debía esperar de esta aparición? ¿Y por qué estaba tan nervioso cuando ni siquiera sentía algo por él?

– ¿Estás en una relación con Bokuto? –preguntó sin previo aviso. Mis mejillas se tornaron carmesí en un segundo y comencé a farfullar cosas sin sentido. Nakamura me cortó con su afilado tono de voz–: ¿Puedes hablar correctamente o hablar de él te nubla tanto el cerebro?

–Sigues siendo imbécil –pensé en alto. Inmediatamente después de decir aquello llevé ambas manos hacia mi boca, como si así pudiera remediar lo que acababa de ocurrir. Los labios de Nakamura se curvaron en una sonrisa que no supe entender a cuento de qué venía–. No quería decir eso.

–Pensabas que por lo del otro día iba a ser más suave contigo, ¿verdad? –agaché la mirada hacia mis manos, que descansaban sobre mi regazo. Exactamente eso era lo que creía. ¿Qué motivo tiene ahora para seguir molestándome como antes?–. Me tomaré tu silencio como un sí. Supongo que quieres saber el motivo, que no es otro que me gusta crispar tus nervios. Es la única forma que tengo de cambiar tu cara inexpresiva. Sin embargo, Bokuto lo puede hacer sin necesidad de enfadarte. ¿Debería darle un premio, Akaashi?

– ¿Para qué has venido hasta mi clase, Nakamura? –pregunté, ignorando sus palabras por completo. Puede que estuviera siendo más indulgente con él porque sabía que lo estaba pasando mal pero... Bokuto seguía siendo una persona intocable para mí.

–La gatita saca las uñas –comentó de forma socarrona. Apoyó su codo en mi mesa, dejando caer el peso de su cabeza sobre la mano. Nakamura clavó su inquisitiva mirada en mis ojos–. ¿Mantienes una relación con Bokuto? No me has respondido a la pregunta de antes.

–En su momento respondí esa pregunta.

–Pero ahora parece que las cosas han cambiado –replicó.

–Estás equivocado.

–Entonces podrás explicarme qué ha sido el abrazo tan efusivo de esta mañana –hizo especial énfasis en la palabra efusivo. ¿Era cosa mía o lo único que ocurría era que estaba celoso?–. Si no puedo hacerle una visita a Bokuto a su clase, que me pilla de camino a la mía.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora