Capítulo 16

5.3K 608 648
                                    

El sábado fue esa clase de días que no quieres que llegue a su fin, pero que como todo lo bueno en esta vida termina demasiado pronto. Desde primera hora de la mañana estuve perdido por las calles de la gran ciudad en compañía de Bokuto, que se las ingeniaba como solo él sabía para hacer de cada momento algo inolvidable para mí. Pensaba que tras lo ocurrido el día anterior su comportamiento sería reacio, pero una vez más estaba completamente equivocado. Sinceramente... Me daba asco a mí mismo. Era la persona más egoísta de la faz de la tierra por hacerle eso, pero de otra forma nos causaría aún más problemas a ambos. Sin embargo, cada vez que acudían a mi mente borrosas imágenes de lo ocurrido en aquella habitación sentía un ardor indescriptible recorrer cada célula de mi cuerpo. No podía engañarme hasta tal punto de confirmar que no anhelaba subir un peldaño más, pero no iba a permitírselo por mucho que me doliera negárselo.

Cuando el cielo se había teñido de los colores del atardecer llegamos al ático de mi padre. Bokuto se descalzó con una rapidez sobrehumana para acto seguido ir corriendo hacia el salón y lanzarse en plancha sobre el sofá. Estaba tan cansado que incluso llegó a pedirme que le cogiera en brazos. Y lo hubiera hecho sino fuera porque no tenía tanta fuerza como para cargarle.

–Bokuto –el mencionado me miró con atención al oír su nombre–, no puedes tirar los zapatos de cualquier forma en una casa que no es familiar para ninguno de nosotros. Vuelve al recibidor para colocarlos bien, por favor.

– ¿Cómo que no es familiar? –Preguntó él, sentándose en el sofá mientras estiraba sus entumecidos brazos–. Estamos en casa de tu padre, ¿acaso eso no te da el derecho de comportarte como en tu casa?

–No –respondí secamente. No pretendía que mi respuesta fuera tan dura, pero sin quererlo había metido el dedo en una de las tantas llagas que tenía abiertas desde hacía tiempo–. Coloca bien los zapatos, anda.

Dicho esto me escabullí por el largo pasillo hacia el cuarto de baño. Llevaba dos horas o quizá un poco más deseando orinar, pero para mi desgracia era una persona demasiado escrupulosa como para entrar en el cuarto de baño de un local que no conocía de absolutamente nada.

Sin esperar encontrarme a nadie en el cuarto de baño abrí la puerta, encontrándome con la figura desnuda de mi padre secándose el pelo con una toalla azul. Me dedicó una sonrisa antes de que cerrara la puerta apresuradamente, con las mejillas totalmente rojas. ¿Por qué tenía que verle tal como vino al mundo ahora? Desde pequeño me había rehusado a tomar un baño con él por algo.

–Puedes entrar ahora –informó mi padre pausadamente. Con cierto recelo abrí nuevamente la puerta. Esta vez llevaba unos pantalones negros de chándal y en una de sus manos sostenía una máquina de afeitar–. ¿No has visto nunca a un hombre desnudo o qué?

–No tengo mucho interés en hacerlo tampoco –murmuré, cerrando la puerta. La verdad era que sí que tenía interés, pero únicamente en cierto hombre que se comportaba como un niño de ocho años.

Me coloqué de espaldas a él en frente del retrete. No entraba dentro de mis planes tener que orinar delante de mi padre, pero no me quedaba más remedio puesto que en este lugar solo había un maldito cuarto de baño.

– ¿Cómo se encuentra tu madre? –preguntó mi padre a la vez que encendía la máquina de afeitar. Giré mi rostro levemente hasta que pude verle por el rabillo del ojo. ¿En serio quería hablar ahora?

– ¿Podemos aplazar esta conversación? –contesté, con cierta incomodidad. Mi padre comenzó a reír mientras comentaba lo vergonzoso que era. Puede que para él no resultara un problema hablar de su madre mientras orinaba, pero para mí era uno bastante grande.

Una vez que hube acabado salí del cuarto de baño con rapidez. Pasar tiempo con mi padre era salir de una situación incómoda para entrar en una más incómoda todavía. ¿Por qué no podía ser un padre normal? El de Bokuto parecía ser bastante corriente.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora