Capítulo 25

2.3K 237 246
                                    

La semana transcurrió rápidamente debido a las clases y los entrenamientos, pero mi momento favorito del día era la hora del almuerzo. Se podía decir que había adoptado una tradición nueva con Bokuto: ir a comer a la escalinata situada delante de nuestro gimnasio. Otro punto destacable de esa semana fue que todas las noches intenté enviarle el dichoso mensaje a mi padre en el que le daba la información necesaria de nuestro partido, pero me resultaba imposible pulsar el botón de enviar porque una pequeña parte de mí no quería que viniese a verme. Sin embargo, el día que más ansiaba sin duda alguna era el sábado.

El camino hasta el centro de la ciudad, lugar en el que nos encontraríamos, fue horrible debido al gran nerviosismo concentrado en mi estómago. A pesar de que intenté calmarme recordándome que tan solo iba a pasar la tarde con Bokuto tal como había hecho en otras ocasiones, era simplemente imposible que me relajara. Sabía perfectamente que no era una salida cualquiera, era una cita.

A medida que me iba acercando al lugar acordado me pareció ver una figura semejante a Bokuto moviéndose de manera un tanto frenética como si estuviera buscando algo o a alguien, pero deseché enseguida la posibilidad de que fuera él porque Bokuto solía llegar bastante tarde siempre.

Esa figura se queda mirando en mi dirección un rato hasta que, finalmente, alza la mano para saludarme de manera exagerada. Correspondí al saludo bastante impresionado: Bokuto había esperado a que llegara alguien por primera vez.

- Has llegado pronto -comenté desinteresadamente cuando llegué a su altura.

Ese comentario descolocó a Bokuto por completo, pues se convirtió en un manojo de nervios que no era capaz ni siquiera de formar una frase coherente hasta que transcurrieron unos cuantos segundos. Debía admitir que me consolaba saber que no era el único que se sentía así.

- He estado esperando casi una hora -confesó finalmente-. Es que es una ocasión especial así que no quería que tuvieras que esperarme como siempre. La verdad que no sé cómo puedes hacerlo sin quejarte porque me he aburrido mucho aquí solo todo este tiempo.

Ni siquiera llevábamos media hora juntos pero sentía que el corazón se me iba a escapar del pecho en cualquier momento. Era uno de los detalles más bonitos que había tenido hasta ahora conmigo.

- Muchas gracias -pronuncié esas dos palabras desde el fondo de mi corazón, acompañándolas con una sonrisa. Bokuto pareció animarse un poco más entonces-. De todas formas, no me parece tan aburrido quedarme esperando a alguien si esa persona eres tú.

Bokuto se quedó paralizado después de oír aquello. Yo, por mi parte, no sabía de dónde había reunido el coraje suficiente para decírselo en voz alta, pero estaba aprendiendo a dejar de callarme las cosas porque quería que fuera consciente de lo mucho que significa para mí.

- Uhm... ¿vamos a la cafetería? -le pregunté al chico, que salió de su trance después de oír mi voz nuevamente para asentir con la cabeza efusivamente unas cuantas veces.

El camino a la cafetería bastante incómodo porque ninguno pronunció una sola palabra, aunque eso viniendo de mí no era extraño, pero tratándose de Bokuto me preocupaba un poco porque él era todo lo contrario a una persona silenciosa.

Una vez que nos encontrábamos en la cafetería, decidimos sentarnos en una de las mesas que estaban más alejadas de todo el gentío porque si queríamos hablar necesitábamos al menos un poco de privacidad. Mientras esperábamos que nos trajeran la comida que habíamos pedido, Bokuto tampoco pronunció ninguna palabra, sino que se limitó a observar sus manos.

Cuando nos trajeron nuestras respectivas bebidas, Bokuto cogió mi taza de café en lugar de su batido de chocolate. Pensé que se daría cuenta por sí solo de que se había confundido, pero no fue hasta que echó un sobre entero de azúcar en la taza, que se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora