Capítulo 21

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Los entrenamientos continuaron con normalidad los días posteriores, a pesar de que el entrenador nos había comunicado que nos daba vacaciones hasta que se reanudaran las clases, pero todo el equipo decidió que sería mejor no cortarlos durante tantos días porque no sería conveniente, de manera que todos los miembros del equipo seguimos viniendo al instituto por nuestra cuenta. Si queríamos ganar era necesario que todos hiciéramos esfuerzos.

Afortunadamente, el ataque con Bokuto y Konoha fue tomando forma durante esos días. La primera vez que lo conseguimos los tres permanecimos en silencio durante unos segundos, asimilando lo que acababa de ocurrir, pero sin ser consciente de ello se me escapó un grito de felicidad similar a aquellos que soltaba cuando ganábamos un partido importante. Konoha se me quedó mirando con sorpresa debido a que después de tantos días por fin lo había conseguido, mientras que Bokuto se abalanzó sobre mí también gritando. La felicidad que sentí en ese momento probablemente la recordaría durante mucho tiempo.

Hasta el treinta y uno no ocurrió nada demasiado destacable, obviando el hecho de que cuando todos vieron mis nuevas zapatillas se quedaron alucinando porque sabían que esa marca era bastante cara. Intenté restarle importancia al asunto diciendo que había sido un regalo, pero Bokuto no pudo permanecer en silencio, por lo que empezó a fardar de que él me las había regalado. En ese momento Konoha me dedicó una mirada significativa, que por supuesto ignoré.

El día en el que tenía lugar la fiesta de Kuroo también fuimos a entrenar, aunque dimos por finalizada la sesión mucho antes de lo normal porque todos íbamos a acudir a la fiesta. Ese hecho me tranquilizaba ya que al menos les tendría a ellos si Bokuto otra vez se convertía en un imbécil gracias a los efectos del alcohol. Podría parecer que me estaba precipitando al hacer esa afirmación, pero él mismo había dicho que esa noche pensaba celebrar la entrada al nuevo año a lo grande.

– ¡No os vayáis todavía! –Exclamó Bokuto cuando los primeros miembros se disponían a salir del vestuario rumbo a sus casas para cambiarse. Estos se quedaron paralizados al lado de la puerta, mirando a Bokuto a la espera de lo que tuviera que decir–. He comprado unas cuantas cosas para esta noche antes de venir al instituto.

El chico abrió la taquilla y sacó dos bolsas. Konoha me miró para comprobar si sabía de qué iba todo esto, pero le respondí encogiéndome de hombros: esto también era una sorpresa para mí.

Bokuto sacó de una de las bolsas unas diademas de purpurina dorada que decían "FELIZ AÑO NUEVO" con una sonrisa de satisfacción en su rostro. La expresión de todos los presentes ese momento, incluida la mía, era digna de un cuadro, puesto que esperábamos cualquier cosa menos eso.

– ¿Qué se supone que tenemos que hacer con eso? –Preguntó uno de los miembros que estaba al lado de la puerta a punto de irse. Eso era lo que todos teníamos en mente en ese momento, aunque creo que todos también nos olíamos la respuesta.

– ¡Pues llevarlo puesto a la fiesta! –Volvió a exclamar a la vez que se acercaba al susodicho para colocarle la diadema en la cabeza–. Quiero que quede claro que todos somos del Fukurodani.

Esas palabras consiguieron arrancarme una pequeña sonrisa. Nunca me habría planteado llevar una diadema como aquella, pero me parecía un gesto bastante bonito por su parte. ¿Dejaría Bokuto algún día de ser la persona más adorable del planeta?

–Al final va a ser cierto que eres rico –bromeó Konoha, cogiendo una diadema del interior de una de las bolsas.

El vestuario se llenó de carcajadas en ese momento, puesto que Konoha estaba haciendo referencia a una broma que él mismo había hecho el día en el que vieron mis nuevas zapatillas y Bokuto dijo que él las había comprado.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora