Capítulo 22

2.4K 283 196
                                    

No sabía dónde había encontrado el coraje para confesarme esta noche a pesar de haberle dicho por activa y por pasiva tanto a Konoha como a Mei que no lo haría, pero me ha partido el corazón el oír a Bokuto diciendo con un hilo de voz que podíamos hacer como si no hubiéramos hecho el amor. No me podía creer todavía que se le hubiera pasado si quiera por la cabeza que podría borrar de mi mente la mejor noche de mi vida; sería lo último que haría.

No obstante, después de que Bokuto siguiera sin pronunciar ni una palabra, con la mirada fija en la pared, no podía evitar preguntarme si había hecho bien al decirle cómo me siento. Parecía tan confuso que era como si se fuera a echar a llorar en cualquier momento e internamente me debatía entre romper el silencio o, al menos, abrazarle para infundirle un poco de confianza.

- Ya son las doce.

La voz de Bokuto me sacó de mis pensamientos. No creía que eso sería lo primero que diría, pero si no hubiera sido por él, ni siquiera me habría dado cuenta de que habíamos entrado en el nuevo año finalmente.

- Feliz año nuevo, Bokuto.

Después de lo que pareció una eternidad, volvió a mirarme con una dulce sonrisa surcando sus labios.

- Feliz año nuevo, Akaashi.

Entonces, Bokuto se levantó de la cama tal como su madre lo había traído al mundo. No tenía sentido que me avergonzara tras lo que acabábamos de hacer, pero no podía evitarlo. La adrenalina del momento se había esfumado y ahora volvía a ser el Akaashi vergonzoso que no sabía donde mirar mientras Bokuto recogía su ropa del suelo y se la volvía a poner.

- Deberíamos bajar otra vez -dijo el chico a la vez que se colocaba los calzoncillos. En ese momento pareció percatarse de mi reacción porque una expresión divertida surcó su rostro-. Estás rojo.

- Hace calor -repliqué, intentando sonar convincente.

- Ya.

Bokuto soltó una pequeña risita que consiguió despertar a las mariposas de mi estómago. Me obligué a ponerlas a dormir otra vez porque tenía un asunto más importante entre manos: había ignorado por completo mi declaración y me había dicho que bajáramos otra vez.

- ¿Has... Has escuchado lo que he dicho antes? -pregunté, rascándome la coronilla con una de mis manos fruto de mi nerviosismo. No sabía si sería capaz de volver a pronunciar esas palabras en frío.

- Sí.

La expresión divertida de Bokuto dio un cambio radical y esa expresión confusa volvió a hacer su aparición. No me gustaba verle así. Incluso cuando creía que estaba haciendo lo mejor para los dos conseguía hacerle daño.

- No sé qué decir, Akaashi -continuó, poniéndose las últimas prendas de ropa que le quedaban-. Me da miedo que lo digas porque te he dado pena o algo parecido. Sé que obviamente no lo admitirías, así que no te esfuerces en negarlo. Pareceré un estúpido por decirte esto, pero tengo que pensar.

- Lo entiendo perfectamente -la sorpresa se apoderó del rostro de Bokuto al oír mi respuesta-. Pero quiero que sepas que nunca le haría eso a nadie, ni siquiera a mi peor enemigo.

- Te conozco bien, Akaashi. No necesito que digas eso.

- ¿Entonces cuál es el problema?

- Supongo que no quiero seguir haciéndome daño -respondió mientras esbozaba una sonrisa triste-. Mi camisa sigue empapada de alcohol así que voy a ir al cuarto de Kuroo a pillarle algo para no estar por ahí sin camiseta. Nos vemos abajo.

Bokuto salió de la habitación y, nada más cerrar la puerta, le escuché hablando con otra persona. Esa voz desconocida le preguntó qué había estado haciendo aquí dentro sin camiseta, pero él se limitó a reír de manera sonora a la vez que respondía que yo le había estado haciendo compañía porque estaba borracho como una cuba y que lo de la camiseta había sido porque se había tirado unas cuantas copas encima antes de que le trajera a rastras a la habitación.

Be who YOU are {Bokuaka}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora