Prologo

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Estoy sentado frente al piano, con las manos extendidas en las teclas, esperando la señal del profesor para empezar a tocar.

Comienzo con un solo que ya había tocado antes, pero al igual que todas las piezas que he interpretado, mis dedos se mueven más por rutina que por sentimiento, es un hermosa melodía sin embargo no puedo dejar de pensar que falta algo.

No es perfecta.

En la mitad de la pieza me acompaña un violín que hace la canción más sincera, tiene un toque de nostalgia, casi tristeza, no es una de mis preferidas, pero si una de las pocas que tienen un significado para mí.

Ya acabada la prestación me levanto de mi asiento mirando hacia al público, y con la violinista a mi lado, nos inclinamos en señal de agradecimiento, los aplausos se escuchan por todo el auditorio.

Me atrevo a mirar a la primera fila, donde está sentado mi padre, pero él no está aplaudiendo, su mirada es más seria de lo normal, algo me dice que tendré problemas. 

Se cierra el telón, por fin acabó.

—Aquí está el chico estrella —volteo la mirada hacia la voz, lo lamento enseguida.

—Buenos días, Señor Carter —saludo educadamente.

Steven Carter es uno de esos millonarios excéntricos y egocéntricos que buscan la manera de hacer más grande su fortuna, no importa las personas si eso significa llenarse los bolsillos de dinero.

—Estuviste brillante, pero eso se esperaba, heredaste lo mejor de tus padres, sigue así muchacho y quizás los puedas superar algún día, nos vemos, iré a saludar a tu padre.

¿Quizás? ¿Dijo, quizás? Ya sé que no puedo compararme a ellos, que están en la cima de su carrera, pero un quizás ya es demasiado, es la gota que derrama el vaso.

Es que acaso nunca voy a vivir fuera de la sombra de mis padres, he hecho de todo, incluso lo imposible, soy perfecto para todos, ¿Por qué no para él?

No soporto estar más aquí, me falta el aire. Camino hacia la puerta trasera y salgo discretamente mirando hacia atrás, no quiero que nadie me siga, regreso mi mirada al frente, demasiado tarde, choco con un chica que estaba parada frente a mí, haciendo que sus cosas caigan al suelo.

—Perdón, fue mi culpa —¿Por qué me tengo que disculpar? Fue ella la tonta por no moverse.

Observo sus libros en el suelo, y me río mentalmente ¿Enserio? ¿Qué sigue? ¿Nos agachamos para recogerlos, nuestras cabezas se chocan, ella se va corriendo por la vergüenza y yo me quedo con uno de sus libros que resulta ser su diario, lo leo secretamente y se lo entrego tiempo después, nos casamos y cinco años más tarde somos padres de tres hermosas trillizas, las tres con nombres empezados por M?

—¿No me vas a ayudar? —pregunta señalando el suelo.

Por el modo en que lo dice, deja en claro que ella no va a recogerlos.

Genial, es que tengo cara de sirviente ¿no lo puede hacer ella?

—Por supuesto —me agacho sintiéndome la persona más falsa del mundo, reúno los libros y los recojo—. Aquí tienes—digo sonriendo.

Ella extiende sus manos y rozan mis dedos mientras recupera sus cosas. Se pasa el pelo por detrás de la oreja y levanta la cara, es muy bonita, tiene cabello oscuro, piel blanca un poco bronceada y unos labios deseables. Me detengo al darme cuenta el rumbo que están tomando mis pensamientos.

—Gracias —responde la misteriosa chica mientras me mira a los ojos.

—No hay problema —inclino la cabeza como despedida y me alejo de ella.

Me siento pasmado, intrigado, y nervioso, ¡me miro a los ojos! nadie se atreve a hacerlo a menos que sean más importantes que yo, ¿Quién es ella? ¿Una simple estudiante? ¿De unos 20 años?. Sin embargo en ese corto instante, tuve miedo de que esos ojos verde grisáceos pudieran descubrir algo que ni siquiera yo sabía que existía.

¿No se suponía que ella era la que tenía que salir corriendo?

.....................

¿Qué pasaría si existiera una persona que pudiera mirar al sol? sin ni siquiera pestañear, ni apartar la mirada, como si su luz no le hiciera daño alguno.

Al parecer si existe.

Por supuesto, el sol experimentaría diferentes emociones, ya que ninguna persona lo había mirado fijamente durante tanto tiempo.

El Sol También Brilla De NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora