|PIPER|
Bueno, quizás un poquito pero no tanto.
Además uno puede no tener precisamente miedo, sino cierta repelencia de no querer algo. Es tener esa sensación de querer evitar esa circunstancia o cosa que a uno le inquieta. Entonces te vuelves incomodo, nerviosa, comienzas a sudar y a sentir que estas por tener un ataque cardiaco, porque tu corazón late tan fuerte que los oyes y sientes. Las palpitaciones se vuelven más perceptibles para ti, todo comienza a girar a tu alrededor y la sensación de vértigo se apodera de ti, tus sentidos se agudizan y hasta el mínimo sonido de sobresalta.
— Creo que estoy teniendo un ataque cardíaco —declaro, y siento las miradas sobre mí.
Miradas oscuras y venenosas que me indican que estoy siendo juzgada. Pero no hay un jurado ni un juez, sino que está mi ginecóloga, mi novio, y mis dos mejores amigos. Realmente no sé por qué hay tanta gente...
Me estaba por levantar de la silla hasta que la mujer con bata blanca se levantó y volvió a sentarme a la fuerza. ¿Acaso eso no es alguna especie de delito contra la humanidad?
— Piper Helen Moore —dijo la mujer de bata blanca con advertencia, mirada glacial y acomodándose su corto pelo castaño.
— ¿Era necesario decir el nombre completo? —pregunté. No se puede tener secretos que uno ya va al doctor y se los grita a todo el mundo; por eso y porque siempre te quieren sacar sangre es que odio ir al médico.
Maldita e infernal ironía de la vida.
Oí a Loreley escupir su jugo, y me miró con asombro, apuntándome con su dedito.
— No me digas que... —empezó a decir, y al mirar a Logan, sentando a su lado en la camilla, supo que era verdad. Sí, tenía un segundo nombre que prefería no decir porque era demasiado pomposo para mi persona. No me veía como una Helen, me veía como una Piper. Fin de la discusión.
Aiden, a mi lado, meneó su cabeza y agarró mi mano con fuerza mientras oía a Loreley reírse. No pude evitar tranquilizarme con él, era el único que parecía entender mi completa locura. Realmente estaba sorprendida y orgullosa de la forma en que tomó la noticia desde el primer instante. Parecía ayer cuando me hice el test embarazado; me había dado positivo y no dejaba de llorar, mientras él solo estaba sentado con la mirada perdida y en completa armonía.
— Piper, tienes que tranquilizarte. No es como si acaso fueses a rendir con González, solo vas a parir un bebé —declaró mi ginecóloga, que dicho sea de paso, también fue conmigo a la facultad.
Es gracioso y perturbador que tu ex compañera ahora sea la encargada de ver tus partes íntimas y también tenga que verte sacando una personita de allí. Entrecerré mis ojos hacia ella, porque sabía bien cuanto odiaba rendir con aquel profesor. Además, ella me reprendía a mí pero bien que su hijo había nacido por cesaría. No podía quejarse de mí.
— Te elegí cómo ginecóloga para que me ayudaras, no para que me enterraras —me quejé, ofendida. Ella suspiró, con expresión de importarle una mierda lo que pensara. Y ahora recordaba porque se llevaba tan bien con Loreley... ambas eran muy parecidas.
— Yo quiero saber una cosa —dijo Logan levantando su mano como si estuviésemos en clases; disentía del resto con su traje de trabajo, bien peinado y sin ojeras—. ¿Es cierto que a veces hay que cortar allí abajo?
— ¡Logan! —gritaron Loreley y Aiden al mismo tiempo, reprendiéndolo como un par de padres. Me giré lentamente y juro que me vi como la niña del exorcista, incluso estaba media verde.
Los ojos de Logan centellearon malignamente mientras Loreley le golpeaba suavemente el brazo y Aiden probablemente imaginaba varias formas de torturarlo.
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Sin Reservas (SA #2) |Finalizada|
ChickLitPiper y Aiden están metiéndose en un mundo inexplorado. Logan y Loreley desistieron de ser adultos normales. Luana solo quiere hacerse valer. Y Douglas está obsesionado con lo que no puede tener. Ellos aún intentan sobrevivir en un mundo co...