|PIPER|
Las personas suelen tenerle miedo a esa palabra. Es como si la venida de una crisis fuese el mismísimo apocalipsis.
No estoy diciendo que sea lo mejor del mundo, pero las crisis suceden. Las quieras o no. Están presentes a lo largo de nuestras vidas, desde que nacemos hasta que morimos. Y hay de todo tipo. Las hay personales e incluso familiares. La vida consta de crisis que hay que sobrepasar. Hay que ganarles y salir victorioso, pero hay veces, en que esas crisis nos ganan y solo hay que seguir.
Crisis. Crisis. Crisis... si repetimos una palabra, pierde todo sentido y significado. Podría servir para restarle importancia y sacarnos el temor.
— ¿Puedes dejar de repetir la palabra crisis? Parece que estuvieses a punto de entrar en un brote psicótico —me reprendió Fred, mirándome con reproche. Giré hacia él lentamente, desde mi posición en el sillón de la sala de médicos, mientras acariciaba mi panza.
Lo observé en silencio por unos segundos y suspiré, sin siquiera gastar mi tiempo en él.
Continué meditando acerca de los cambios en mi vida. Solo podía concluir que estaba en medio de una crisis. La convivencia, la llegada de un bebé, el trabajo, la familia y la economía. La mezcla se potenció en el último tiempo, haciendo que mi casa fuese una batalla campal. Aiden y yo no pasábamos un momento sin pelear. Habíamos llegado al punto en que peleábamos hasta por un corte de pelo. ¿Cómo llegamos a eso?
— ¿Cómo hacen esas parejas de tantos años para durar? —pregunté para mí misma.
— Ni idea, lo máximo que he durado en una relación fueron 8 meses —respondió Fred, como si acaso no lo supiese.
Podía oír a mi conciencia, con la voz de mi madre, diciéndome que la comunicación y la confianza eran imprescindibles en una relación. Pero, ¿cómo hacia cuando la única comunicación que había eran quejas, gritos y llanto? Si fuese una negadora hubiese puesto toda la culpa en él, pero tenía noción de mí. Ambos estábamos cansados y aún quedaba mucho por venir, y la presencia de las hormonas no ayudaba para nada.
«Odio las hormonas» pensé.
— ¿Puedes dejar de hablar sola? Estoy empezando a tener miedo —murmuró él, fulminándome con la mirada. Yo lo fulminé aún más y señalé el televisor.
— Si tienes miedo no es mi culpa —me quejé, apuntando a la película de terror que mirada.
¿Por qué las personas de este lugar eran tan morbosas como para mirar una película de terror en un hospital de noche? ¿No pueden ver algo más tranquilo, como Phineas y Ferb o Los padrinos Mágicos?
— ¿Ustedes me consideran una persona molesta e intensa? —pregunté, queriendo un poco de ayuda en mi auto análisis.
— Si —respondió Fred sin dudarlo.
— No —replicó Suni, quien leía una revista mientras miraba la película junto a Fred.
— Gracias Suni, agradezco tu buena voluntad —le dije, mirando a Fred en medio de una amenaza—. A ver si ustedes me ayudan a comprender... Aiden dice que soy intensa y molesta solo porque quiero que hablemos de lo que nos pasa. ¿Entonces qué hago? ¿Dejo pasar las cosas hasta que se acumulen? ¿Hasta que nos hartemos del otro y terminemos con lo que logramos? Usualmente cuando peleamos intentamos no hablarnos, solo nos alejamos, seguimos con nuestras cosas y todo pasa, pero las cosas siguen ahí, molestando. ¿Soy demasiado loca por molestarme por esto? ¿Acaso no está bien que intente crear dialogo para solucionar los problemas? ¿Alguien puede interrumpirme así dejo hablar? —dije exasperada.
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Sin Reservas (SA #2) |Finalizada|
ChickLitPiper y Aiden están metiéndose en un mundo inexplorado. Logan y Loreley desistieron de ser adultos normales. Luana solo quiere hacerse valer. Y Douglas está obsesionado con lo que no puede tener. Ellos aún intentan sobrevivir en un mundo co...