Una ruptura definitiva, una gran celebración y alguien madurará... supongo que la verdad se dio a conocer. Amores, rupturas, peleas y reconciliaciones. Cada experiencia se acumula, con suerte, haciéndonos mejores personas. No estoy segura que la madurez no haya alcanzado pero al menos le damos batalla día tras día. Crecer y ser un adulto es complicado, ya no tienes a nadie para hacerse cargo de las cosas que quieres ignorar.
La vida ya no es tan rosa como cuando eres chico, y cada día trae consigo golpes en más de un sentido. Te empieza a importar cosas que antes no tenías idea para que servían. Pero es lo que debemos enfrentar tarde o temprano; ser adulto da miedo pero no es algo de lo que podamos escapar, y lo único que se puede hacer, es convivir con ello, intentando ser alguien que tu versión joven no estaría avergonzado.
La gran celebración: el casamiento entre Aiden y yo. Algo inesperado para algunos, y para otros, demasiado evidente. Pero de eso ya había pasado algún tiempo. Ahora éramos marido y mujer, y aunque las cosas no cambiaron, había algo que se sentía diferente. Todos los caminos tomados a través de nuestras decisiones, las vivencias que nos convirtieron en lo que éramos y las heridas que tuvimos nos llevaron a estar juntos.
Y todo avanzaba, con el tiempo pasando tan rápido que parecía escurrirse entre nuestras manos. Podíamos negar el paso del tiempo y los años, pero ahí estaban haciéndonos frente de vez en cuando.
— Señora —me dijo un chico. Era adolescente, con ese aire desenfadado que me recordaba a la época en que Logan quería hacerse el malo en la secundaria. Incluso se parecía a Logan.
La idea de un Logan de 17 años llamándome señora me volvía loca.
— Pero eres una señora —comentó Loreley a mi lado, mirando al sujeto en cuestión. Mirándola venenosamente la obligué a callarse, luchando contra el sentimiento horrible que me recorría la espalda.
— ¿Qué sucede? —pregunté simulando simpatía.
— Hay una niña en el patio que está golpeando a los niños, creo que es su hija —me dijo.
¿Qué? Ni siquiera esperamos que terminara de hablar. Corrimos al patio pero afortunadamente para Audrielle, yo no fui quien la alejó del caos. Logan venía con ella entre sus brazos. Él con traje entallado y aspecto de modelo, y ella con una dulce sonrisa y su vestido rojo era una imagen hermosa de ver, sino fuese porque venía de crear problemas.
— Audrielle, ¿Qué has hecho? —pregunté. Ella se encogió de hombros como si no pasara nada, y me miró con sus brillantes ojos verdes, viéndose como un cachorro. Así, yo no podía hacer bien mi trabajo.
Empecé a reírme por lo que tuve que esconderme tras Loreley.
— Señorita, ¿se puede saber porque golpeabas a los chicos? —preguntó Loreley.
— Ellos empezaron, y el tío me enseño que debo defenderme —respondió sin una gota de vergüenza. Estaba orgullosa de lo hecho, se podía ver en su cara. Mi risa explotó y amortigüe el ruido con mis manos. Odiaba que tuviese razón.
— ¿Qué tío te dijo eso? —pregunté una vez se detuvo mi risa. Logan le susurró al oído y ella asintió.
— El tío Logan dice que responda que fue el tío Robb —confesó. Hubo silencio. Loreley miraba a Audrielle, ella me miraba a mi y yo a Logan, quien tenía los ojos en Loreley.
— Esto tiene explicación —habló cuidadosamente—, un día me estaba contando que un niño la golpeó en el jardín, yo puede ser que le haya dicho que no debía llorar. Y quizás haya tirado algunos consejos —agregó como si fuese lo más normal del mundo. Mi expresión iba mutando y se detuvo cuando me señaló—. Tú hacías lo mismo en la escuela —se defendió.
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Sin Reservas (SA #2) |Finalizada|
Chick-LitPiper y Aiden están metiéndose en un mundo inexplorado. Logan y Loreley desistieron de ser adultos normales. Luana solo quiere hacerse valer. Y Douglas está obsesionado con lo que no puede tener. Ellos aún intentan sobrevivir en un mundo co...