Capítulo 26. Baby Shower

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Es eso que nadie sabe muy bien de qué va pero se sabe perfectamente que la comida no puede faltar
.

Con la falsa excusa de que mi mamá necesitaba de mi ayuda, fui a su casa junto a Aiden y allí nos esperaba la gran sorpresa. Pero lo que me sorprendió no fueron las personas que estaban allí, sino la comida y los regalos. Dos de las cosas que más amaba en la vida. Chillé como una niña y sentía mi corazón enloquecido. La música alegraba a todos. Las conversaciones y risas no se detenían. Era tan genial como un cumpleaños donde yo era el centro de atención. Sabía que todo giraba entornó a mi bebé, pero por el momento era a mí a quien mimaban, así que pensaba disfrutarlo.

— ¿Era necesario hacer un power point para todo eso? —pregunté de pronto, mirando la pared donde se reflejaba lo que Margot había preparado. Una serie de diapositivas sobre el embarazo, parto, lactancia, cuidados del niño y más cosas... que había aprendido durante la carrera.

No tenía la seguridad de si ella estaba al tanto.

— Sí, tú siempre tienes problemas para prestar atención —me respondió. Y aunque sabía que mirarla con indignación no funcionaría, aun así lo hice. Una porción de torta se cruzó por mi campo visual y sonreí, olvidándome de todo.

— Gracias cielo, eres mi ángel de la comida —canturreé a Luana, quien sonreía con el rostro sonrojado. Una sombre que le doblaba el tamaño la cubrió de pronto, y ella se derritió bajo su tacto.

Me daba tanta alegría verla sonriente y feliz. Douglas había sido la persona menos pensada para hacerla feliz, pero ahora no podía pensar en nadie más que lograra sacar facetas de Luana que ni su hermana a veces reconocía.

— ¿Cómo va el otro baby shower? —preguntó Luana, refiriéndose a lo que sea que fuese la reunión de los hombres que se llevaba a cabo en otra habitación.

Gritos y risas se oían desde aquel sector. Sabía que tenían juegos y era más divertido que la fiesta de mi lado. Intenté un par de veces escaparme hacia aquel lado, pero siempre había alguien que me vigilaba, impidiéndome la completa felicidad.

« Es tan frustrante» pensé.

— ¿Qué cosa es frustrante? —Douglas me miró con una curiosa sonrisa. Giré a mi alrededor solo para darme cuenta que era a mí a quien hablaba.

— ¿Lo dije en voz alta no? —pregunté cuidadosamente. Ambos asintieron con resignación—. Es frustrante estar acá, también quiero jugar a la play y a las cartas, tomar cerveza y gritar los goles del futbol —hice un mohín con mis labios y fingí llorar solo para confirmarles que mi edad cronológica no era la misma que la mental.

Y hubiese seguido quejándome si no hubiese visto a Aiden acercarse a mi. Sonreí sin pensarlo y corrí para abrazarlo.

— Necesito que me rescates y me lleves a tu lado de la fiesta para poder jugar al póker, sabes que soy buena en ello y necesito plata... los pañales no son baratos —comenté con mirada soñadora, abrazándolo por el cuello y dejando suaves besos en su mejilla. Él ladeó su cabeza, luchando por no sonreír pero sin poder resistirse al final.

— Tu mamá me dijo que le regalaron tantos pañales que podrían servirles para cuando sea anciana —me respondió. Mi sonrisa se disolvió y esperé a que recalculara—. En verdad, lo último lo agregué yo —dijo, y yo negué lentamente. Ante un extraño sonido, nos giramos para dar con Douglas conteniendo la risa bajo la mano de Luana.

— Tus bromas siempre son horribles, deja de intentar ser gracioso —dijo luego de que sus labios dejaron de estar sellados.

— Tiene razón, pero te quiero igual —le susurré, dándole otro beso solo para no lastimar su ego. Él suspiró profundamente, haciendo una dramatización de su orgullo herido pero sonriendo al fin y al cabo.

Sin Reservas (SA #2) |Finalizada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora